«Estudiaba de noche y los sábados por la mañana; por la tarde también trabajaba»

Bea Abelairas
B. ABELAIRAS FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

Cristina Aneiros es una de los tres alumnos ferrolanos que obtuvo el premio extraordinario de FP

18 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Si alguien puede decir bien alto la máxima querer es poder esa es Cristina Aneiros, una de los tres alumnos ferrolanos (y 23 gallegos) que obtuvo el premio extraordinario de Formación Profesional tras completar el ciclo Proxectos de edificación. Aunque en el caso de Cristina lo que pesa no es lo que obtuvo, sino cómo: trabajando cada tarde en un supermercado y cada noche en su casa, porque Cristina tiene 41 años y una familia. «Hasta ahora no había podido estudiar por circunstancias personales», cuenta una alumna aventajada que concatena dos ciclos de FP. El primero fue el de Química Ambiental y lo empezó con 35 años; a los 37 lo remató con unas notas tan buenas que hasta le dieron una beca, pero no la pudo cobrar: «Es que uno de los requisitos era estar en paro y claro, yo trabajaba», explica una estudiante que este año ha repetido los sobresalientes y ha podido llevarse el galardón al mejor expediente por sus calificaciones en Proyecto de Edificación.

Cristina está contenta con el reconocimiento, pero sobre todo valora lo que ha aprendido y las puertas que está viendo que se abren gracias a este ciclo: «Con el de química no encontré trabajo, pero este cuenta con unos contenidos que te capacitan para trabajar en muchos sectores y en especial en el naval, ya que aprendes a hacer cálculos, dibujo vectorial o topografía, algo que abre muchas puertas», cuenta poco después de las tres de la tarde, el único espacio que le queda libre al día.

Durante los últimos cuatro años por las mañanas acudía a las clases en el instituto Rodolfo Ucha, por las tardes a su trabajo en una cadena alimentaria y por las noches se enfrentaba con las tareas de su hogar. No se queja, porque asegura que contaba con la mejor gasolina: la ilusión y las ganas de mejorar laboralmente. «Estudiaba por las noches, los sábados por la mañana, porque por las tardes trabajo», explica sobre una fuerza de voluntad que ha transformado en sobresalientes. A Cristina no le ha costado ni tener que compartir aula con estudiantes mucho más jóvenes: «Claro que tenía compañeros de la edad de mi hija, pero al final nos hemos ayudado todos mucho y el hecho de ser pocos en clase es un privilegio, porque recibimos una atención privilegiada de los profesores».

Con el final de curso no ha acabado el trajín para esta alumna adelantada, sino que ha comenzado la etapa que soñaba hace años: la de buscar trabajo pudiendo hacer gala de su formación.

Muchas salidas laborales

«Es bueno tener títulos, pero al final lo que te preguntan es qué sabes hacer -cuenta-. Por eso me parece tan importante que los institutos nos formen pensando en los perfiles que necesitan las empresas, como está sucediendo en Ferrol». Tiene claro que animaría una y mil veces a otras personas a cursar cualquiera de los ciclos que ha completado, pero en especial el último, aunque en un principio se pueda asociar con un sector, como el de la construcción, con mala fama laboral: «Aporta una formación completa y que abre muchos campos en el terreno del diseño y de la delineación, por ejemplo». Cuenta antes de salir corriendo a un trabajo que es probable que cambie radicalmente para siempre.