«Nunca olvidaremos esta ciudad ni esta experiencia... ¡Ferrol mola!»

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

A pocos días del adiós, los alumnos foráneos de los programas de movilidad hacen balance de su estancia en la universidad

17 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La italiana Michela Scamio recuerda perfectamente el día que llegó a Ferrol para estudiar durante un cuatrimestre en la Facultad de Humanidades. «Eran las cinco de la tarde y la plaza de España estaba totalmente vacía, casi me da algo», recuerda ahora entre risas. Para la dominicana Diana Collado, que llegó en septiembre para cursar un máster en Gestión y Dirección Laboral en la Facultad de Ciencias do Traballo, el impacto fue similar. «Llamé a mis amigas y les dije que parecía que estaba viviendo un capítulo de The walking dead porque no se veía ni un auto por las calles», rememora también con humor.

Sin embargo, con el paso del tiempo -y como le ocurría a aquel trabajador de Correos desterrado a Bergues en la película francesa Bienvenidos al norte-, Michela y Diana terminaron por cogerle gusto a este rincón de Galicia y a sus gentes. Y tanto es así que, a punto de hacer las maletas para emprender el camino de regreso a sus países, el sentimiento con el que se marchan no tiene nada que ver con la congoja que les invadió al llegar a la urbe. «Nunca olvidaremos esta experiencia ni esta ciudad... ¡Ferrol mola!», comenta Michela demostrando que ya se ha contagiado de una cierta dosis de ferrolanismo.

Diana y esta italiana de Palermo forman parte del pequeño batallón de 61 personas que este curso desembarcaron en el campus de Ferrol de la mano de las becas Erasmus y otros programas de movilidad. Muchos de ellos ya se han marchado a sus países, pero otros todavía siguen en la ciudad. Y La Voz quiso reunir a una pequeña representación del colectivo para hacer balance de la experiencia. A la cita se unió también Sarath Krishnan, de la India, que, a diferencia de sus compañeros, no llegó a Ferrol para una realizar una estancia de solo unos pocos meses gracias un programa de movilidad -sino que permanecerá aquí durante cuatro años para hacer el doctorado-, pero que también quiere aportar su visión como estudiante extranjero.

Como el resto de los alumnos foráneos del campus, cuenta que la llegada no fue fácil. Y enseguida sus compañeros asienten con la cabeza «Al principio echas mucho de menos a tu familia, tu país... Pero con el tiempo ves que la experiencia merece la pena, porque te obliga a salir de tu zona de confort y te hace madurar», comenta José Ruiz, que en enero llegó de Costa Rica para hacer su proyecto fin de carrera en el Grupo Integrado de Ingeniería de la Politécnica de Esteiro.

Al igual que este alumno, el esloveno Luka Rojek, estudiante de máster en la Escuela Universitaria Politécnica, alaba la elevada carga práctica de las asignaturas que cursó en la escuela de Serantes, un punto en el que sorprendentemente también coincide el italiano Domenico Mistretta, quien junto a Michela asistió a las clases del grado de Humanidades. «En nuestro país la enseñanza de las letras está muy centrada en la teoría, pero aquí teníamos que hacer muchos trabajos y nos enseñaron a aprender esos contenidos de una forma más crítica e interpretativa», explica Michela.

¿Y del resto de la ciudad? ¿Con qué se quedan? Diana no lo duda y en menos de un pispás ofrece la respuesta: «con la gente, que es muy amable, y con la seguridad, que para mí es algo que no tiene precio; en mi país no voy tranquila si salgo sola de noche y eso aquí no me pasa», anota esta dominicana de Santo Domingo.

Luka y Michela también echan flores a las playas, la tortilla, la ensaladilla rusa, el pan... «¡Y las cañas, sobre todo las cañas!», dice la italiana entre risas. Y como poniendo la puntilla, el esloveno apostilla: «Dicen que Ferrol es aburrido, pero yo no lo creo; hay muchas cosas que hacer y, si no, siempre puedes quedar con los amigos y tomarte unas cañas».

Lo dicho. Tras estos meses de aventura, para ellos la urbe naval ya no es The walking dead, sino el mensaje optimista de un monigote amarillo. Ferrol mola.