Un astillero civil que volverá a la vida

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

La restauración del dique de A Cabana y su entorno renovará una instalación prácticamente única en el mundo

14 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La próxima obra de restauración del arsenal civil de A Cabana, donde se encuentra un dique de mareas prácticamente único en el mundo, ha significado un soplo de ilusión para todos los amantes del patrimonio industrial. El hecho de que se recupere todo el entorno, no solo la concavidad en sí, supondrá, según los expertos, un empuje en el futuro de esta zona de Ferrol.

El propietario de la superficie, el Concello, adjudicó el martes la obra, por un importe de 163.108 euros, a Prosema Noroeste, que deberá ejecutarla en un plazo de doce meses desde el día del inicio, que según trasladaron será «inminente». El aporte económico llega de una subvención de la Consellería do Mar, a través del GALP Golfo Ártabro Norte.

Una mesa redonda celebrada en Sargadelos trató este proyecto en profundidad hace casi dos años. Allí estaban representados la Asociación en Defensa del Patrimonio de Ferrolterra (Paferr), la Asociación Galega de Patrimonio Industrial (Buxa) y el Foro de Amigos de Ferrol. «Allí quisimos poner el foco en una actuación tan importante para la ciudad. Ya se habló entonces de cómo restaurarlo y cuáles serían sus posibles usos. Eso llegó al Ayuntamiento, que nos pidió asesoramiento», comenta el ferrolano José Perales Garat, secretario de Paferr. Poco después, el arquitecto Antonio García-Lastra, del estudio SB26, redactó el anteproyecto, necesario para conseguir el aporte económico.

ARCHIVO GARCÍA NORES

El documento final creado por García-Lastra, un enamorado de toda esta zona, detalla a lo largo de 236 páginas la restauración del dique y su entorno. En el informe histórico destaca que el astillero de A Cabana fue la primera iniciativa naval civil que se desarrolló en la ría de Ferrol. Surgió como consecuencia de la apertura de los Correos Marítimos para el comercio con la América colonial y la instalación de un Consulado Marítimo en la ciudad. En el año 1810 fue fundado por Juan Antonio Cardemil.

Una situación estratégica

El lugar se convirtió en un referente en la construcción de barco y, asimismo, su situación estratégica lo llevó a ser «el preferido de la marina mercante de la época, tanto de buques nacionales como extranjeros, al ser un refugio donde podían reparar sus averías sin recurrir a la Armada», destacó el Museo Naval en uno de sus artículos dominicales.

La instalación pasó por varias manos y también sirvió para otros usos, como destilería y refinería de petróleo, fábrica de jabones o incluso sala de fiestas, hasta ahora, cuando parte de la misma está orientada a los deportes náuticos. La actividad como astillero se mantuvo hasta los años veinte del siglo pasado.

Dejando atrás el pasado y pensando en el futuro, está pendiente su declaración como Bien de Interés Cultural desde la Xunta. «Patrimonialmente tiene un alto valor», dice García-Lastra.

Por otro lado, sigue en pie la candidatura de Ferrol a Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, para la que esta construcción única y bien conservada es un puntal a tener en cuenta. «Era unha mágoa que non se recuperara sendo propiedade municipal. É unha alegría porque será de interese non só propio, senón para a xente que veña de visita. Vai ser, sen dúbida, un lugar de referencia», concluye Manuel Lara, profesor de la Politécnica de Esteiro y presidente de Buxa.

Un lugar adecuado para la construcción de embarcaciones históricas

CONCELLO DE FERROL

Más allá del proyecto de restauración, Antonio García-Lastra también redactó un plan de usos, en el que plasma el que sería, en su opinión, el mejor futuro para el entorno. Dentro de poco se verá afectado paisajísticamente por el viaducto del enlace ferroviario hacia el puerto exterior, aunque esta construcción supondrá sobre todo una oportunidad: la pasarela peatonal que va anexa acabará cerca del dique, por lo que será más sencillo visitarlo. A esto se le añade la próxima puesta en marcha del saneamiento de la zona de A Malata o la necesaria rehabilitación del paseo que bordea la ría. «Todos estos factores unidos harán que esta zona de A Cabana se convierta en un polo de atracción excelente», resalta García-Lastra.

Por eso, su principal propuesta pasa por centrar su actividad principal en la de ser un astillero de construcción de embarcaciones históricas, es decir, de carpintería de ribera. Pone como ejemplo la factoría Albaola, en Pasajes (Guipúzcoa), un espacio innovador donde se recupera y pone en valor la tecnología marítima artesanal. A esto se añadiría la programación de exposiciones y actividades formativas. Además, especifica García-Lastra, esto no haría variar las actividades actuales de remo o vela ligera, que también se impulsarían.

«No queremos que sea otro monumento estático. Es un deseo de la asociación», lo apoya José Perales. El secretario de Paferr resume que la obra es «clave» para el futuro e «interesantísima», entre otros ámbitos, para la Ruta de la Construcción Naval, Exponav, la Autoridad Portuaria, elClub do Mar, la Armada o la Universidad de A Coruña, todos ellos actores necesarios para sacar adelante cualquier proyecto en este lugar.

«La recuperación del astillero supondría un aumento considerable del atractivo de la zona. Podría influir muy favorablemente en A Graña y también en la posibilidad de proyectar un trazado alternativo del paseo marítimo», añade el arquitecto, que también ve posible instalar actividades complementarias en la parte superior del recinto, como aulas de divulgación, cafetería, servicios y otras dependencias que puedan albergar usos como arqueología marina. «Es una oportunidad de oro. Al ser suelo municipal, este es el momento idóneo para darle una vuelta a toda la zona y mejorar su calidad», resume.