Los peregrinos se ponen el chubasquero

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Beatriz, Yolanda, Raquel y Pilar son cuatro amigas de Madrid que ayer se estrenaron en el camino Inglés, aunque todas ya recorrieron con anterioridad otras rutas jacobeas
Beatriz, Yolanda, Raquel y Pilar son cuatro amigas de Madrid que ayer se estrenaron en el camino Inglés, aunque todas ya recorrieron con anterioridad otras rutas jacobeas JOSE PARDO

La temporada alta ha comenzado con mal tiempo en la ruta, pero ni las nubes ni los aguaceros asustan a los caminantes

12 jun 2018 . Actualizado a las 13:36 h.

El calendario dice que hoy es 11 de junio, pero la estampa que ofrece el muelle ferrolano de Curuxeiras a las nueve y media de la mañana se parece más a la de un día cualquiera de otoño. Llueve fino y el termómetro marca 14 grados. Pero las caras de disgusto de Pilar, Raquel, Yolanda y Beatriz no tienen nada que ver con el mal tiempo reinante. «Vinimos para sellar la compostela y resulta que la oficina de turismo cierra los lunes, ¿cómo puede ser que ocurra esto en pleno mes de junio?», comenta indignada Pilar.

Pese a ese pequeño chasco inicial, estas cuatro peregrinas procedentes de Madrid emprendían ayer la ruta jacobea con destino a Santiago poniéndole al mal tiempo buena cara. Y es que, pese que el inicio de la temporada en el Camino Inglés ha arrancado sin un atisbo de sol en el cielo, ni las lluvias ni las nubes han conseguido ahuyentar a los caminantes. «Cuando vienes a Galicia ya sabes a lo que te expones y, además, nosotras preferimos caminar bajo esta fina lluvia y con esta temperatura que hacerlo a pleno sol y con un calor sofocante», explica Beatriz al tiempo que sus compañeras de caminata les dan la razón.

Lo mismo opinan Asumpta y Thais, madre e hija, que han aprovechado las vacaciones de la segunda para recorrer juntas la ruta jacobea, aunque sea con el chubasquero puesto. Asumpta ha llegado a Ferrol desde Sevilla, y su hija Thais, de Múnich, donde reside desde hace seis años. «Parece que el tiempo está loco, porque estos días en Alemania teníamos treinta grados y en España no está haciendo muy bueno, pero yo estoy encantada porque para hacer el camino prefiero que no haga demasiado calor y, además, en Galicia la lluvia es muy bonita», apunta Thais, mientras su madre apunta que se decantaron por la ruta inglesa por la longitud del trayecto -más corto que otras alternativas- y la «belleza» de un paisaje que combina montaña y mar.

Asumpta vive en Sevilla y su hija Thais en Múnich; son madre e hija y estos días aprovechan las vacaciones de la segunda para recorrer el Camino Inglés.
Asumpta vive en Sevilla y su hija Thais en Múnich; son madre e hija y estos días aprovechan las vacaciones de la segunda para recorrer el Camino Inglés. B.A.

Y, por raro que pueda parecer, en el sendero que lleva a Compostela no solo es posible encontrar a peregrinos a los que no les importa caminar bajo el orballo, sino que incluso lo agradecen. «¡Es que hacer el camino sin lluvia sería como hacerlo sin la mochila!... No tendría gracia», comenta a su paso por Esteiro Kevin, un catalán de Barcelona que comparte caminata con Judith, Alicia y Aída.

Kevin, Aída, Judith y Alicia llegaron el domingo a Ferrol desde Barcelona y ayer comenzaron una ruta que no les importa recorrer bajo la lluvia
Kevin, Aída, Judith y Alicia llegaron el domingo a Ferrol desde Barcelona y ayer comenzaron una ruta que no les importa recorrer bajo la lluvia B.A.

Estos cuatro «amigos de la infancia» forman parte del batallón de peregrinos que ha comenzado a llegar a Ferrol coincidiendo con el inicio de la temporada alta del Camino Inglés. Aunque el número de caminantes aumenta día a día, Adolfo Picos, responsable de Protección Civil de Neda -la entidad que se encarga de abrir y cerrar el albergue a los peregrinos-, augura que la afluencia se notará sobre todo a partir del 15 de junio y se disparará, como siempre, durante julio y agosto. «De hecho, ya hemos recibido varias llamadas de grupos grandes que se tendrán que alojar en el pabellón municipal», advierte Picos. Y es que sin lluvia, o con ella, el Camino Inglés sigue enganchando.