«Luchamos con la muerte cada día»

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Los profesionales de la base medicalizada del 061 en Ferrol llevan el «hospital de cuatro ruedas» a donde los llaman

11 jun 2018 . Actualizado a las 13:26 h.

Reciben una llamada y, en menos de tres minutos, la ambulancia medicalizada está saliendo del hospital Naval, donde está situada su base. «Nuestro trabajo cambia de un minuto para otro, siempre tienes que estar alerta», expresa el médico José Manuel Rama (Santiago, 49 años), que lleva once años en Ferrol. La urbe naval es una de las diez a nivel gallego que cuentan con una base medicalizada de Urxencias Sanitarias de Galicia-061, un servicio para el que se reservan los casos que revisten mayor gravedad.

Por eso, cuando Rama entra en la ambulancia, preparada como «un pequeño hospital de cuatro ruedas», sabe que al llegar al lugar donde piden su auxilio, puede encontrarse de todo. «Desgraciadamente, aquí dentro luchamos con la muerte cada día. Atendemos a pacientes, en la mayoría de los casos, muy inestables, en una situación angustiosa», comenta. En esos momentos, la coordinación del equipo tiene que ser «máxima, todos en la misma dirección».

JOSE PARDO

Además de él, hacen las guardias de veinticuatro horas -de nueve a nueve de la mañana- otros tres profesionales: un enfermero y dos técnicos en transporte sanitario, estos últimos subcontratados. Cada jornada es diferente y, por eso, pueden tener un día solo cuatro salidas y al siguiente más de diez. La media en Ferrol está entre cinco o seis en la suma de todos los municipios que atienden, desde Miño hasta Ortigueira, aunque sin fronteras fijas. En la ciudad se van relevando seis médicos, seis enfermeros y ocho técnicos, que hacen unas siete guardias al mes.

Conducción con precaución

«Cada tipo de servicio requiere ir de una manera o de otra, la conducción varía mucho. Si van trabajando detrás con el paciente, tiene que haber menos frenadas y la conducción ser menos brusca», cuenta Juan Díaz, encargado de conducir el vehículo, que pesa unos 3.600 kilos. Todos aducen que «es mejor llegar tarde que no llegar», así que la precaución por la carretera es total, más cuando cada movimiento está grabado. Resulta curioso que a veces los mayores problemas están en la salida, debido al colapso del aparcamiento del hospital en el que operan.

JOSE PARDO

Eso sí, la mayor parte del tiempo la pasan en la base, donde «siempre hay mucho trabajo burocrático», apunta Rama. El despacho es el lugar para realizar labores de, por ejemplo, digitalización de las hojas clínicas. Además, cada uno tiene asignado una competencia, como la revisión del material fungible, la reposición de la medicación o garantizar cada uno de los desfibriladores. Muchas de estas funciones se realizan en la farmacia, de donde se nutre la ambulancia. «El vehículo lleva material de sobra para cualquier tipo de emergencia», señala el médico.

El edificio del Naval también cuenta con aulas de docencia -donde todavía se conservan los trajes del ébola-, zona de descanso, biblioteca, taquillas para la ropa sucia, vestuarios, cocina y un dormitorio. «Sobre todo si no tienes trabajo, las veinticuatro horas se hacen largas. Incluso agradeces que te llamen para algún servicio», concluye Rama, siempre alerta a una llamada.

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«Al salir conviene desconectar para no llevar las desgracias a casa»

«Hay cosas que todavía te siguen impactando: un niño pequeño en un accidente, un parto en una ambulancia... Esas cosas, quieras o no, te emocionan. Las demás, como llevas tantos años haciendo lo mismo, se convierten en rutina», opina Rama. De la misma forma piensa José Vázquez, el otro técnico de este turno, que se encarga de «ayudar en todo» en cada servicio.

JOSE PARDO

Cuando a las nueve de la mañana del día siguiente les toca regresar a casa, todos salen de la burbuja. «Vemos muchos problemas, desgracias... Y hay que desconectar para no llevarle todo ese mal rollo a la familia. Y por tu salud mental, no puedes implicarte emocionalmente al cien por cien. Esto no quiere decir que no seas humano, que hay que serlo, y el paciente lo necesita. De hecho, mucha gente solo por el hecho de verte y saber que va a recibir ayuda, se relaja», finaliza Rama.