Operarios ciberfísicos

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL CIUDAD

16 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegó a la ciudad ilustrada la cuarta revolución industrial. Vino por mar, de la mano del programa de construcción de las cinco fragatas F-110. La revolución de la Industria 4.0 no podría arribar a Ferrol de otra forma distinta de la cultura naval, la construcción de buques y el adiestramiento de las dotaciones que los gobiernan. Así, en los astilleros, arsenales y escuelas de la Armada, se fraguaron las tres revoluciones industriales anteriores, como es bien sabido.

Cuando ya en los reales astilleros de Esteiro se dominaba la construcción de fragatas como en ningún otro lugar de Europa, dio comienzo la implantación de la máquina de vapor.

La revolución del vapor lo cambió todo, desde el achique de los diques hasta la propulsión de los barcos.

Después le siguieron las revoluciones vinculadas a la electricidad, los motores de combustión y la electrónica. Ahora el astillero ferrolano se va a convertir en un astillero 4.0 gracias a las aplicaciones informáticas, de inteligencia artificial, los algoritmos, el Internet de las cosas y la realidad virtual.

Dentro de la factoría veremos volando decenas de drones y muchos vehículos sin conductor. Funcionarán impresoras que harán piezas en tres dimensiones y los robots se conectarán entre ellos gracias al internet de las cosas. El astillero se transformará en un astillero ciberfísico que necesitará nuevos operarios ciberfísicos, profesionales digitales que releven a los analógicos, especialistas de la realidad virtual que sucedan a los tradicionales caldereros, tuberos, soldadores o ajustadores-montadores, auténticos maestros de la realidad material y física. ¡Menudo cambio! ¡Vaya revolución!

Oiga, ¿y Ferrol tiene inscritos en su padrón muchos ferrolanos 4.0? ¿Existe ya una generación preparada de ferrolanos ciberfísicos que puedan pilotar la inminente revolución? ¿Será necesario que el alcalde-presidente edite un bando municipal, con toda su parafernalia, y ponga la ciudad patas arriba para que se dedique a formar a los jóvenes en robótica, informática, diseño y realidad virtual, en lugar de enseñarles a navegar a vela, tocar la guitarra o pescar chocos?

Estoy convencido de que no será preciso declarar zafarrancho de combate. Bastará con que en el campus industrial y los centros de FP continúen trabajando en la dirección en que lo están haciendo. Y que complementen la formación con múltiples visitas al Arsenal dieciochesco, y a sus museos Naval y de la Construcción Naval. En ellos verán como, desde la nada, se construyó en 1752 la Galga, la primera fragata de la Marina Española, y después muchas otras a lo largo de varios siglos y todas las revoluciones industriales. Jorge Juan, en los jardines de Herrera, parece estar muy tranquilo.