A Suárez se le acumulan los deberes

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

El regidor tiene ante sí este último año la obligación de hilar fino con sus «aliados naturales» para ejecutar los proyectos y cumplir sus promesas

13 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El regidor ferrolano, Jorge Suárez, logró eludir la complicación que podría derivarse de tener que acudir a una cuestión de confianza para aprobar sus primeros presupuestos, por la posibilidad de falta de apoyos para sacar adelante sus proyectos. El acuerdo político alcanzado con el PSOE y el BNG representa una garantía, pero también lo obliga a sujetarse a partir de ahora a las pretensiones de sus «aliados naturales» y a cumplir los compromisos adquiridos en la negociación in extremis del documento.

¿Qué va a pasar con el polémico tema del saneamiento?

Está en el aire, porque el presupuestario aprobado sigue incluyendo la tasa de saneamiento del 2014, que todos consideran injusta, y Jorge Suárez se comprometió a modificarla en base a los gastos reales del servicio, a petición del grupo socialista. Llama la atención que el BNG no hubiese incluido ese tema en sus propuestas al documento del gobierno, cuando a lo largo de todo el mandato ha sido el principal caballo de batalla del portavoz nacionalista, Iván Rivas, que, no obstante, sí logró retirar de la correspondiente partida la cantidad consignada para abonar este año los gastos por la construcción de los interceptores. Tampoco se introdujo el hecho de que Narón siga sin abonar su parte del saneamiento. Son tres cuestiones complejas que el alcalde tendrá que resolver a gusto de sus aliados si no quiere poner en peligro el servicio.

¿Cómo se van a distribuir los cerca de nueve millones del superávit?

El gobierno de Suárez también estará atado en esta cuestión, por su compromiso de ampliar las partidas consignadas en los presupuestos para los proyectos que le impusieron los socialistas, entre los que figura una nueva edición de Ferrol Emprende en Feminino, que el gobierno dejó en suspenso, pese a las reiteradas peticiones de sus exsocios de gobierno, así como un plan de usos para FIMO, el proyecto del Parque das Vías Inferniño, la creación de un área deportiva en A Cabana y un aparcamiento gratuito en el CHUF, entre otros.

¿En qué otras cuestiones tuvo que ceder el equipo de gobierno?

Jorge Suárez se vio obligado, además, a incrementar el endeudamiento del Concello, con el compromiso de acudir a un préstamo de dos millones de euros que no tenía previsto, para incrementar el capítulo de inversiones y atender las propuestas de la oposición de izquierdas en la negociación. La mayoría son compartidas, pero el gobierno pretendía ejecutarlas con el superávit.

¿Y los grupos que forman parte del acuerdo?

También tuvieron que renunciar a algunas cuestiones, pero su situación es sensiblemente más ventajosa. En el caso del PSOE, la cesión se limitó a reducir sus pretensiones en las partidas de los proyectos que abandera, pero con el compromiso de incrementarlas con la incorporación del superávit. Por lo que respecta al BNG, aparentemente se atendieron todas sus propuestas, si bien ya las habían depurado previamente y no introdujeron su persistente reivindicación de anular los convenios de saneamiento, bajo el argumento de su disconformidad con el modelo, que no incluye la canalización separativa de aguas pluviales.

¿Qué actuaciones se quedaron fuera del documento?

Fundamentalmente las que proceden de proyectos o acuerdos heredados del anterior gobierno del PP. La principal es el convenio de Defensa, que el BNG rechaza de plano, el PSOE propone mejorarlo y el equipo de Jorge Suárez todavía no sabe qué hacer con él después de tres años. Por eso no se incluyó la partida que habría que abonarle al Ministerio para poder desarrollar el acuerdo, que también está pendiente de otras cuestiones. Tampoco se consignó nada para poner en marcha otros proyectos ejecutados por los populares que están sumidos en el abandono, como los bajos de la Cuesta de Mella o el jardín botánico del Montón.

¿Por qué se llegó ahora a un acuerdo y no antes?

La proximidad de las elecciones del 2019 está detrás. Lo reconocía hace unos días Suárez, argumentando que las inversiones serán una buena «carta de presentación». Y la oposición de izquierdas también se movió por ese interés, llegando a la conclusión, después de tres años, de que seguir debilitando al gobierno puede mover votos.