Una galería de arte escondida en el campus universitario

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Loureiro posa delante del cuadro sin títilo y de estilo minimalista que hace ya casi dos décadas cedió por tiempo indefinido a la Facultad de Humanidades
Loureiro posa delante del cuadro sin títilo y de estilo minimalista que hace ya casi dos décadas cedió por tiempo indefinido a la Facultad de Humanidades JOSE PARDO

Los centros de Esteiro dan cobijo a valiosas piezas que a menudo pasan desapercibidas ante la mirada de alumnos y profesores

21 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El campus de Esteiro acoge hoy mismo una nueva cita de su programa de visitas guiadas Ferrol Universitario. Quienes participan en esos recorridos pueden adentrarse en sus laboratorios y centros de investigación, conocer la singular arquitectura de sus edificios -en otros tiempos pabellones del antiguo Hospital de Marina- o incluso maravillarse con algunos de los ejemplares más llamativo de su rico y frondoso jardín botánico. Pero esas mismas visitas obvian otro tipo de patrimonio, no menos valioso, que a menudo pasa desapercibido también para profesores y alumnos.

«¡Ah! ¿Pero eso son dos esculturas? Pensé que era algún proyecto de los antiguos alumnos de la escuela». Blanca estudia Diseño Industrial y allí -al final de la escalera que da acceso al último piso del centro y rodeadas de maquetas y prototipos hechos por los alumnos- se exhiben Balandrina y Caja de murmurios, dos piezas que llevan la firma del reputado escultor Manuel Patinha, un artista con mucha presencia en la UDC y de cuyo talento también dan fe las obras con las que cuenta el portugués en la Facultad de Humanidades y en la pecera del salón de actos (Bárcola y Centauro, respectivamente).

Manuel Patinha, con su obra «Herida», propiedad de la UDC y expuesta de forma permanente en la Escuela de Enfermería y Podología
Manuel Patinha, con su obra «Herida», propiedad de la UDC y expuesta de forma permanente en la Escuela de Enfermería y Podología ESTEVO BARROS

Esas piezas de Patinha son solo una muestra de la rica galería artística con la que cuenta la Universidade da Coruña en el campus de Ferrol, donde -esparcidas por diferentes escuelas y facultades- se pueden encontrar hasta once esculturas, un buen puñado de pinturas, varias fotografías y hasta cincuenta dibujos a plumilla de la ciudad de Ferrol.

Entre las más obras vistosas de esa galería se encuentra el enorme mural con símbolos navales que jalona la entrada de la Escuela Politécnica de Esteiro. El cuadro está firmado por el ya fallecido Felipe Criado -uno de los grandes referentes de la plástica figurativa gallega del último siglo- y, según explica el director del centro, Armando Yáñez, se instaló en la escuela a mediados de los años 90, con el apoyo de la Concejalía de Cultura (por aquel entonces en manos de Nona Inés Vilariño) y gracias a la mediación del hermano de un profesor que conocía al artista. Pero más allá de esos datos, poco más se sabe del cuadro en la Politécnica. «Es una pena que no haya ningún cartel identificativo que explique el origen del mural», advierte Yáñez, que ya está pensando en tomar medidas para que alumnos y profesores conozcan mejor la obra de arte con la que a diario se topan sus ojos.

El mural con símbolos navales que se encuentra a la entrada de la Politécnica de Esteiro lleva la firma de Felipe Criado
JOSE PARDO

Y si el arte de Criado da la bienvenida a los estudiantes de la Politécnica Superior cada día, en Humanidades hace lo propio un cuadro de Loureiro. «Me gusta por su estilo minimalista», advierte el artista de A Revolta de Sedes, que hace ya dos décadas cedió la obra a la facultad por mediación de su amigo Bernardo Castelo, gran amante del arte y profesor del centro ya fallecido.

Al igual que Patinha, Loureiro considera un auténtico «honor» que su obra esté permanentemente expuesta en un campus universitario y, más concretamente, en una facultad donde se enseña arte, historia filosofía... «Lástima que ahora quieran cerrar el título de Humanidades... Pero ya se sabe, es el sino de los tiempos, las artes no interesan».