El chip cuántico es cosa de meigas

e. v. pita VIGO / LA VOZ

FERROL CIUDAD

El vigués Ismael Faro, que fundó la startup Ameiga, ha sido fichado por IBM en Nueva York para hacer experimentos

04 oct 2019 . Actualizado a las 12:36 h.

Nueva York y su área concentran a tecnólogos gallegos que se formaron en Vigo. Por ejemplo, en los míticos laboratorios Bell trabaja para Siemens el teleco ferrolano Nicasio Sande. Y, a unos kilómetros, en IBM, el vigués Ismael Faro participa en una trepidante carrera contra Google e Intel para crear el chip cuántico más potente del mundo. Este nuevo superordenador, basado en las fluctuaciones del electrón (qbits), promete ser más veloz y revolucionar la era digital.

Para ganar esta carrera, IBM Research ha fichado al vigués Ismael Faro, un emprendedor que trabaja ahora en el área de Nueva York, en Yorktown. Su misión es hacer experimentos para combinar la Inteligencia Artificial con los chips cuánticos y acelerar su potencia. Lo primero que hizo al llegar a IBM fue sacarse un selfi ante del mítico superordenador Watson, la máquina de inteligencia artificial que ganó el concurso de preguntas Jeopardy en el 2011.

Todo empezó cuando Ismael Faro coincidió en varios eventos con otros desarrolladores de software que acabaron siendo sus socios en varias start-up. «Una de las dos últimas que ayudé a crear fue con desarrolladores muy jóvenes de Vigo y Pontevedra. Buscábamos hacer juegos utilizando las últimas características de los teléfonos móviles y la realidad aumentada», dice. Así, a través de Ameiga Game Studio, crearon el videojuego War of Sides.

En el 2013 fundó una empresa con otro par de gallegos que vivían en San Francisco, cerca de Silicon Valley. Esta última, Filter.ly, era un servicio y app que eliminaba el ruido, «lo que ahora es conocido como las fakenews o noticias falsas».

Desembarcó en IBM Research en el 2015 tras conocer al español Darío Gil, uno de los vicepresidentes de Ciencia y Tecnología de Área de Research, «con el cual comparto la inquietud de afrontar nuevos retos. Él confió en mí para que los ayudase a impulsar el proyecto que tenían de computación cuántica».

Tras trabajar «intensamente» dos meses, en mayo del 2016 lanzaron la primera versión de un computador cuántico en la Nube accesible para todo el público. «El proyecto despertó mucho interés en la comunidad científica y tal fue el impacto que a día de hoy tenemos mas de 80.000 usuarios registrados en la plataforma, con más de 3 millones de experimentos ejecutados y lo que más valor tiene para mí, más de 60 papers generados por la comunidad científica», dice. Basta entrar en la web de IBM para comprender cómo funciona una computadora cuántica: en vez de unos y ceros tiene puertas.

Un trabajo «distinto»

Faro explica que trabajar en IBM Research es «muy distinto» a sus empleos previos porque «si bien formas parte de una gran empresa, la parte de Reseach hace que cada proyecto sea un experimento, en el cual muchas veces ni sabes cómo va a terminar. Hay que pensar que te dan acceso a uno de los últimos chips cuánticos para poder hacer lo que tu imaginación invente. Como aquí siempre decimos, lo mejor de mi trabajo es que estoy rodeado de los científicos que están generando las tecnologías que los desarrolladores usarán en el futuro», afirma.

Su responsabilidad es continuar creando ecosistema al rededor de la computación cuántica y más recientemente el área de Inteligencia Artificial. «Para ello, mi equipo trabaja en todo el software y servicios alrededor del los chips cuánticos y nuevos proyectos de investigación relacionados con los últimos avances en Inteligencia Artificial», dice.

Ha tenido la oportunidad de rodearse de una montaña de desarrolladores españoles y varios gallegos. «Hay de todas partes; vigueses, ourensanos, de Ribadeo, y gente en A Coruña», señala. «Los próximos proyectos sobre los que estamos trabajando enlazarán parte de la computación cuántica con la inteligencia artificial, lo que será muy interesante», afirma.

Emprendedor gallego

Faro estudió informática en A Coruña pero por motivos laborales la terminó a distancia en la Universitat Oberta de Catalunya. «Entre medias siempre me dediqué a mi pasión, los ordenadores», dice. Gracias a ello pudo trabajar en proyectos como las primeras webs de la operadora R en 1999. Tras intentar montar sus primeros proyectos empresariales entró en Caixanova, donde ayudó a cristalizar Novaxove.

Añade que «como persona inquieta, seguí ayudando y colaborando en fomentar la tecnología y todo su ecosistema, ya no solo a nivel de desarrolladores si no también de start-up». También fue mentor de Google. «Aconsejo a la gente inquieta que le encanta la tecnología que nunca pare de investigar, aprender y que busque formar parte de un ecosistema de forma activa, hay muchos movimientos de desarrolladores, makers, o emprendedores. Solo hay que salir y buscarlos. No hay mucho talento y, por tanto, no es fácil de descubrir. Lo bueno, es que la tecnología es global, y eso es una gran ventaja».