Una ciudad asfaltada de alcantarillas

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

La falta de planificación multiplica la presencia de tapas en aceras y calzadas

03 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ferrol está sembrado de alcantarillas: hay calles, como Alonso López, en las que en poco más de 500 metros suman 309. La acera donde está el Tirso se encuentra en la misma situación y en la confluencia de las calles Almendra con Tierra no alcanzan los dedos de las dos manos para contabilizar los agujeros que se han realizado sobre la calzada. Normalmente son arquitectos los que se encargan de esta parte de la ordenación urbanística y desde la delegación del COAG de Ferrol reconocen que acumular tantas alcantarillas tiene muy pocas ventajas: afean la estética de los barrios, generan ruidos y también propician que las obras sean más incómodas para los vecinos, además de adelgazar el firme y convertirlo en más endeble.

¿Por qué hay tantas en Ferrol entonces? Ramón Montero, presidente del colegio de arquitectos ferrolano, explica que se trata de obras realizadas en diferentes épocas y que eran necesarias, aunque algunas estén actualmente sin uso. Este técnico alega que la lista de necesidades para cada edificio es muy larga (el agua, el gas, la telefonía, entre otras) y hay que sumar el saneamiento, las acometidas para servicios como bocas de riego, o los controles de los semáforos, el alumbrado público de diferentes épocas y las reservadas para bomberos.

Una alternativa

«Por supuesto que existe una alternativa mejor a tener cientos de alcantarillas: todas estas tapas se pueden evitar con una galería de servicios que, además, no obliga a tener que abrir la calle cada vez que hay una avería», cuenta Montero, que también reconoce que es una inversión más costosa, aunque a la larga evita muchos trabajos y problemas.

En una de estas galerías los conductos de los diferentes servicios se encontrarían canalizados y serían más sencillos de mantener o controlar, según apuntan los técnicos. «Para empezar evitaría hacer fosos enormes como los que se ven en A Magdalena», apunta el responsable del COAG, que destaca que las alcantarillas sin uso van quedando sobre las aceras como heridas de otras épocas. Aunque para algunas personas son una curiosidad más de la ciudad y hasta reparan en detalles como las que hacen referencia a un antiguo taller de Jubia o la que se colocó, no se sabe si por error o por reciclaje, ante Recimil a pesar de ser del Ayuntamiento de Valladolid.