Volver sobre nuestros pasos

José A. Romero

FERROL CIUDAD

24 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegan los Pasos y la Ciudad se encamina, un año más, a repetir sus pisadas. Las calles se inundarán de gentes que recorren en procesión el trazado de un barrio que se imaginó, limpio y libre, con las premisas de una Ilustración que nos enseñaba como la racionalidad podía ayudar al urbanismo. Una Galicia, de finales del XVIII, contemplaba un ejercicio de un urbanismo ordenado y planificado en un territorio, que todavía hoy carece de esa clarividencia y del que, en parte, forma ese paisaje a la vez que hermoso, caótico y alejado de la verdadera realidad de su propio entorno. La urbe planificada y diseñada como proceso proyectual, intelectual.

Esos mismos ingenieros militares que proponían un nuevo Ferrol sobre una trama regular, adaptándose al territorio, diseñaron una ciudad en la que lo importante era lo que en ella ocurría y debía ocurrir, pero siempre teniendo en cuenta al ciudadano de «a pie». El automóvil no era concebido en esta propuesta, como es lógico pensar, ya que no existía. El único transporte que sí existía era de tracción animal y el número, como deben suponer, tampoco era muy elevado. De saberlo, esos ingenieros hubieran hecho más grandes las calles y mucho, mucho aparcamiento. Pero se limitaron a proponer una ciudad mucho más acogedora y transitable, en definitiva para el peatón.

La relación que se establecía entre la ciudad y el ciudadano venia promovida por la lógica. El Arsenal provocaba ese espacio aglutinador del trabajo y que ocupaba a la gran parte de la población (la mayoría venidos de fuera atraídos por una próspera comarca). El resto fue encontrando su sitio entre las oportunidades originadas por el aumento de población y que demanda de las necesidades más básicas, la comida, la ropa,… hacer ciudad

Es hora de volver sobre nuestros pasos…