Las F-110

Beatriz García Couce
Beatriz Couce EN LA GRADA

FERROL CIUDAD

22 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegaron tras el conocido como bienio negro, dos años sin carga de trabajo para el astillero ferrolano. Las F-100 no solo le dieron la vuelta a esa situación, proporcionando diez años de ocupación a la antigua Bazán, sino que este modelo abrió las puertas al mercado internacional, proporcionando los mayores contratos que ha sellado hasta el momento la empresa pública: el pedido para la construcción de cinco fragatas para la Armada de Noruega y el de diseño de tres destructores y la construcción de dos megabuques para la de Australia. En ambos casos, esos encargos continúan aún hoy, muchos años después, generando trabajo para la factoría ferrolana.

El presidente de Navantia, Esteban García Vilasánchez, sostiene que el volumen de negocio de la empresa en las antípodas ya ha alcanzado los 2.400 millones de euros. Y aspira a hacer crecer aún más esa cifra, al competir por la construcción de las nueve fragatas del futuro de la Armada australiana.

Sin agotar las posibilidades de ese modelo, los astilleros españoles trabajan estrechamente con el Ministerio de Defensa en el desarrollo de la siguiente generación de fragatas españolas, las F-110. Representan mucho más que el futuro de las capacidades de la Marina nacional. Son estratégicas para la industria naval militar, en la que por cada euro invertido, proporciona un retorno más de tres veces mayor. Despejarán diez años de carga de trabajo intensiva para el naval de la ría, ocupación tanto para la plantilla directa como la auxiliar y nuevas opciones comerciales. En Ferrol no hay ni una sola voz discordante con esta demanda. Solo falta la orden de ejecución.