«Medio centenar de gallegos murieron en las cruzadas»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

ROI FERNÁNDEZ

En la quinta novela de Narla el narrador es Martín Códax que cuenta la gesta de Laín, un bastardo en busca de venganza

20 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A Francisco Narla (Lugo, 40 años) le encanta volar y por eso es piloto de una aerolínea que a veces le hace levantarse a las cuatro de la mañana para despegar desde el aeropuerto de A Coruña al mando de una aeronave comercial. Esos días que le tocan las primeras salidas o lidiar con retrasos le tienta darse un respiro para centrarse en su otra vocación, la de novelista, sobre todo desde hace unos meses cuando ganó el premio de narrativas históricas convocado por la editorial Edhasa. Mañana estará presentando Laín, el bastardo en Exponav (19.00 horas) y comentando la trama de una novela que surca la historia gallega más desconocida.

-Otra entrega de aventuras históricas en la que sale Galicia...

-Galicia sale en todas mis novelas, siempre encuentro un rincón que puede encajar, porque me siento deudor de mi tierra y como he tenido que estar muchos años fuera viviendo en lugares tan peregrinos como Los Ángeles, pues le debo mucho a Galicia. En el caso de Laín, la acción parte en el siglo trece de la torre de San Paio, que está en el ayuntamiento de Friol, y allí el hijo bastardo del dueño de la fortaleza busca el amor de su padre viajando a Judea a rescatarlo, porque allí se ha quedado perdido en una cruzada. Es que en las cruzadas participaron gallegos, aunque este hecho histórico sea poco conocido. Es verdad que no conocemos el nombre de ningún noble que llamase, que convocase una cruzada, pero al menos medio centenar de hombres quedaron perdidos en el desierto de Judea participando en la que inició el rey Teobaldo de Navarra. Uno de ellos podría haber sido Laín, el hijo bastardo de don Rodrigo Seijas, el que se atreve a ir a buscarlo y al que después se le complica un poco el viaje.

-De Lugo hasta los lindes del reino de Gengis Kan...

-Así es y otra parte de la trama transcurre en Afganistán, donde el protagonista se enfrenta a los assassin, precisamente el pueblo del que deriva el nombre de asesinos, porque fueron realmente magnicidas en la época medieval.

-¿Hay más revelaciones sorprendentes?

-Pues la verdad es que sí. En la novela se habla del comercio ilegal de reliquias, algo que es muy poco conocido, pero muy importante, porque permitió a los templarios amasar la cantidad de fortuna que llegaron a tener. No se conoce que buena parte de lo que ganaron lo consiguieron a través del robo de reclamos religiosos, cosas tan peregrinas como el suspiro de San José al enterarse de que María estaba embarazada o leche de la Virgen María y hasta me constan seis prepucios de Jesús, una cosa de lo más curiosa. Las reliquias eran la mejor promoción para el templo en el que estuvieran. El propio Gelmírez para darle más relevancia a Compostela se fue a Portugal a robar el dedo de San Fructuoso y el pezón de Santa Susana para llevarlo a Santiago, aunque ya tenía los restos del apóstol Santiago, pero quería darle más relevancia todavía y atraer a más peregrinos y fieles. Era un interés tal el que había por las reliquias que hasta todo un obispo se dedicaba a robar, aunque claro él lo justificaba asegurando que era un pío latrocinio.

-Y Martín Códax es otro de los personales...

-Es el narrador principal. Su biografía es una página en blanco, así que como novelista era muy tentador inventarse su vida. Y él, claro, buscaba una gran historia que contar. Otro personaje es Alfonso X, el sabio, que nos parece alguien fantástico, pero en realidad mató a un hermano, exilió a otro... Acabó solo, perdido en Sevilla, repudiado hasta por su propia esposa.

-¿Sale Ferrol?

-Hay una mención, al igual que sucedía ya con mi anterior novela, Assur, y que tiene relación con la batalla de Adobriga. En este caso se habla del Camino Inglés, que en esa época era el principal, el más conocido y usado.

Acción medieval

La historia de un joven cetrero que se lanza a la aventura para rescatar a su padre en las cruzadas y a la vez crear una identidad propia es la trama principal de «Laín, el bastardo», en el que se desmontan mitos como el de Alfonso X, el sabio, los fines píos de los templarios o los asombrosos logros de las rutas derivadas del comercio de la seda. Una historia de acción narrada por Martín Códax.