Barrios de Ferrol donde aparcar es una proeza

FERROL CIUDAD

La Voz sale en busca de una plaza de aparcamiento, a las horas punta, en las zonas  de la ciudad con más flujo de coches

16 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Coger el coche, ir a otro punto de Ferrol y tratar de encontrar un sitio adecuado para dejarlo. Este gesto lo repiten cada día cientos de conductores en la ciudad, que comprueban de primera mano la dificultad que eso entraña en más de un barrio. Para constatar que aparcar en esas zonas es una proeza a las horas punta, La Voz ha salido en coche en busca de un hueco.

La ruta comienza por A Magdalena, donde el caos es mayor. La estrechez de las calles, la falta de zonas de carga y descarga y la ausencia lugares de aparcamiento que cubran la demanda hacen muy difícil encontrar un sitio. Las furgonetas y camiones de reparto copan las calles, mientras los particulares utilizan los extremos de las calles peatonales para esos recados que duran «un momento». Así, entre el hotel Suizo y Supercor aparece una acumulación, al igual que en la calle Real a la altura del banco Santander. En la parte de Amboage, sin casi garajes, resulta imposible encontrar sitio, mientras en Armas solo aparece en el párking de pago, última alternativa para muchos. Al final, una plaza en la calle María es la salvación.

Otra zona repleta es la de la plaza de España y el Cantón. El supermercado Maxi Dia y el resto de la calle Españoleto concentran la mayoría de vehículos mal aparcados. Raro es el momento de la mañana en el que no haya algún conductor en doble fila. Además, la calle Cataluña, con Urgencias del ambulatorio, es otro desorden, así como la calle Cuntis. En la parte baja, las obras de la calle de la Iglesia han complicado el tránsito, aunque el Callao sigue estando lleno de coches en las aceras y en la parada del bus. En Pardo Bajo y Carmen, con la hostelería, tampoco hay tregua. El hueco más adecuado aparece cerca del Cantón.

En Esteiro, los trabajadores de Navantia y los estudiantes copan el barrio. Las calles de la zona antigua están llenas y siempre suele quedar el aparcamiento grande de la calle Fernando VI. Sin embargo, los vehículos han ocupado hasta el último hueco. En una segunda vuelta sale por fin un conductor de la calle Carlos III. Mientras, en Canido, la mejor alternativa es la calle Celso Emilio Ferreiro, aunque algo lejos del núcleo. La calle Alegre apenas tiene aparcamiento.

Y el caos también alcanza a los ensanches, un punto con casi todos los bajos comerciales ocupados y con supermercados llenos de clientes. La plaza del Ultramar siempre obliga a un zigzag entre vehículos y la carretera de Castilla no deja momento a la pausa. En definitiva, da la sensación de que no hay sitio para todos. Por eso, la forma más rápida de aparcar es en parcelas abandonadas.

Catabois, Caranza y A Gándara, con mucho tráfico pero con espacio

 

No es que los demás puntos de la ciudad no haya actividad, pero sí es cierto que tienen más espacio. Por eso, en Caranza, al menos cuando conduce por allí La Voz, sobran sitios de aparcamiento, también en la zona comercial, cerca del mercado. Quizás la calle Lepanto, por su estrechez, sea la que más problemas da.

En el caso de Catabois, es más un sitio de paso que de pausa. A pesar de que se acumula tráfico, es sencillo encontrar un sitio en las vías perpendiculares. Mientras, A Gándara acostumbra estar más lleno por las tardes y los fines de semana -por Odeón-. Durante la mañana es fácil encontrar un hueco en los aparcamientos propios de las empresas.