Quinientos alumnos con rumbo al mar

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Los ciclos superiores de puente y máquinas son los puntales del centro de enseñanza ubicado en Serantes

04 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ferrol no es un puerto pesquero al uso como pueden ser Burela, Celeiro o Ribeira, pero no deja de recibir alumnos, procedentes de toda la franja norte de Galicia, cuyo destino es el mar. La Escuela Náutico-Pesquera los acoge desde hace décadas en sus instalaciones de Serantes. A pesar de que nació en agosto de 1974, de la mano de la Armada, todavía es un centro para muchos desconocido en la ciudad. Unos años más tarde pasó a la Consellería do Mar, de la que ahora depende, a través de la Dirección Xeral de Desenvolvemento Pesqueiro. Cada curso acoge entre 400 y 500 alumnos, algunos de los cuales cuentan con el lujo de alojarse en la residencia de la que dispone la escuela. «Se enseña a la gente que va a ir al mar a ejercer sus atribuciones correctamente», resume el director, Julio Bona.

Los dos grados superiores de Formación Profesional son los principales puntales de su enseñanza. Una FP está dedicada al puente del barco (Navegación, Pesca y Transporte Marítimo) y la otra a máquinas (Supervisión y Control de Máquinas de Instalaciones del Buque). Cada una lleva un par de años estudiarla, 2.000 horas, y se dirige tanto a la pesca como a la marina mercante. Aunque las especialidades no se quedan ahí. También hay patrón costero polivalente (seis meses, para embarcaciones de hasta 24 metros de eslora y 500 caballos); patrón local de pesca (tres meses, 12 metros de eslora y 136 caballos); marinero-pescador (dos semanas, por ejemplo para mariscar en As Pías); y patrón portuario (para trabajar en tierra en el puerto).

En cada esquina de la escuela se siente el mar. El paso de la Armada dejó numerosos recuerdos tanto en el interior como en el exterior. No obstante, nada más importante que un profesorado que sepa de qué van los oficios que realizan o realizarán sus alumnos. Es el caso de Margarita Lorenzo, que a pesar de que creció en el interior, en Ourense, después acabaría navegando durante ocho años, siempre en el puente de mando -desde alumna hasta primera oficial-, hasta que la vida familiar evitó que continuara. «Cuando empecé aquí, en el 2013, apenas había profesores», comenta. Sin embargo, el papel femenino en lo que a la vida profesional en el mar se refiere, no siempre es tan destacado.

Una sola mujer

Esta falta de protagonismo de la mujer lo confirma la única alumna de la escuela, Olga Costa (Ortigueira, 31 años). «Seguimos siendo pocas. Los empresarios no contratan a una mujer, ese es el problema fundamental al que nos enfrentamos y no sé por qué tiene que ser así», señala. La ortegana estudió para técnico de laboratorio en Salamanca, pero proviene de una familia con tradición en el mar y ahora está estudiando para ejercer en el puente. «Hay menos oportunidades, porque España está perdiendo flota, pero confío en acabar en un buque de pasaje vinculada a un puesto sanitario», cuenta.

Como se comprueba al entrar, es un centro para todas las edades y vidas. José Manuel Fernández (O Vicedo, 44 años), por ejemplo, lleva desde pequeño trabajando en las aguas de A Mariña lucense, pero la necesidad de actualizarse le ha obligado a regresar a las aulas. «O sigues estudiando o te quedas sin puesto de trabajo». En su caso se encuentra también en el ciclo de puente debido a que las esloras aumentan y las atribuciones de su titulación le han acabado limitando. «Para no perder lo que tengo debo sacrificar estos dos años en Ferrol», señala.

En la escuela no falta de nada: simuladores (puente y máquinas), talleres (mecánica, refrigeración, neumática e hidráulica, electricidad...), sala de estar, biblioteca, cocina, comedor y la citada residencia, que a cada alumno le cuesta poco más de 600 euros cada curso. Allí viven ahora, de lunes a viernes, 45 alumnos a pensión completa, 10 a media y 10 más que están en un curso. Tres educadores, como Ignacio Bedoya, se van turnando para cuidar de ellos. En definitiva, no falta de nada para salir de allí rumbo al mar.