Tumbas con 4.000 años de edad

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

En la zona de Ferrol hay un millar de montículos (mámoas) en lugares donde se enterraban personas entre el tercer y el segundo milenio a. C.

11 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A la humanidad le dio tiempo a cambiar sus costumbres cientos de veces. Por eso, aunque la muerte siempre estuvo ahí, la forma de enterrar hace 4.000 años poco tenía que ver con la de ahora. Como ejemplo, en toda la comarca, hay alrededor de un millar de lo que parecen montículos pero son los vestigios arqueológicos más antiguos de la zona. Son las mámoas, enterramientos de personas que en su día fueron individuales o colectivos, y cuya estructura pervive desde los años 4.000 al 1.000 a. C. En algunos casos, el túmulo puede albergar un dolmen, pero esto no ocurre en los de Ferrol y alrededores, que son de la etapa del tercer y segundo milenio a. C.

«Presumiblemente teñen dolmen as que son máis antigas. Segundo foron avanzando os anos, fóronse facendo tumbas más sinxelas», explica Alberto López Fernández, experto en el tema del Grupo de Arqueoloxía Terra de Trasancos, que acompaña a La Voz en la visita por las mámoas de Brión, donde hay 39. Forman parte de una antigua necrópolis megalítica y son difíciles de apreciar porque acostumbran a estar recubiertas de vegetación. Lo que se ve es una pequeña elevación del terreno, en algún caso con una depresión en el centro, el llamado hueco de violación, por donde se accedía a la cámara que contenía los restos de los difuntos y sus pertenencias.

Además de las de Brión, hay cerca unas 18 en la zona de Mougá y otras cuatro en San Pedro de Leixa, más próximas del núcleo urbano. ¿Por qué están estos lugares? «Son sitios onde houbo menos explotación agrícola. Probablemente houbo moitísimas máis espalladas por todo Ferrol, pero foron desaparecendo», apunta Alberto. Por esto, perviven unos dos centenares en As Pontes y sobre un centenar en Monfero y Ortigueira. Además, Valdoviño y Sillobre (Fene) tienen alrededor de una docena y Narón, unas 40. Son números aproximados de la gran cantidad que existen. «Non son algo exclusivo. En Galicia debe haber entre 16.000 e 18.000 túmulos», expone. Más allá de la comunidad, están extendidos por todo el arco atlántico europeo, desde Gran Bretaña hasta Portugal. 

«Non se sabe onde vivían»

Sin embargo, se conoce muy poco de la época en la que se construyeron, dado que de la gente que se enterraba de esta manera no hay prácticamente ningún elemento habitacional -un castro, por ejemplo- en el que basarse. «Como dicía un mal profesor meu dunha forma moi simple, a xente das mámoas sábese onde morre pero non onde vive, e a xente dos castros, ao contrario», señala Alberto.

La única forma de saber algo de aquella época es haciendo un arqueología comparativa, por ejemplo, con la Grecia clásica. Así, se podría aventurar que se hacía un ritual bastante completo. «Daquela non se escribía e non quedou ninguén vivo para dicirnos nada», bromea el experto.

Además de las mámoas, en Ferrol hay cuatro vestigios arqueológicos de entre los años 2.500 al 2.000 a. C. en forma de petroglifo. Dos se encuentran en el monte de Chamorro, a un lado de la ermita, otro de representaciones simples está en Brión y el cuarto se aprecia en Mougá.

«As agresións son habituais pola falta de delicadeza dos madeireiros e as administracións»

Las mámoas están en su mayor parte catalogadas por la Dirección Xeral do Patrimonio de la Xunta de Galicia y, por lo tanto, están protegidas, «As actuacións que se queiran realizar nunha área de 200 metros ao seu redor teñen que contar coa autorización administrativa correspondente, tendo en conta, ademais, que á mámoa non se lle pode tocar», explica el historiador Xabier Moure en su blog O noso patrimonio.

Sin embargo, las agresiones a estos restos de todo tipo son habituales. La última denunciada por Moure fue causada por los tractores que pasaron por encima de cuatro de los montículos para realizar una tala de eucaliptos. «Non me estrañaría nada que alguén pedira o permiso e llo concederan. Este tipo de atentados ocorren a miúdo por dúas razóns: ben porque os madeireiros non se fixan en que haxa mámoas ou non, ben porque existe unha descoordinación entre as administracións e conceden a solicitude», reflexiona Alberto López Fernández.

«As agresións ás mámoas do concello de Ferrol debido ás plantacións e talas de eucaliptos son continuadas. En febreiro do 2015, abril do 2016 e marzo do 2017 presentamos unhas denuncias pola agresión a varios enterramentos dos montes de Mougá», agrega Moure en su blog. Por otro lado, en agosto de 2016, la edil de Patrimonio, Rosa Méndez, informó de que los vertederos de la obra del tren al puerto exterior podían afectar a siete túmulos, algo que se solventó.