«No hay Dios que suba esto»

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

Muchos vecinos del centro de edad avanzada se enfrentan cada día a empinadas escaleras; desde Urbanismo dicen que «se puede poner ascensor en todos los edificios»

10 feb 2018 . Actualizado a las 20:23 h.

Llegar hasta su vivienda se convierte en un esfuerzo sobrehumano para muchos vecinos de Ferrol, sobre todo en los barrios de A Magdalena y Ferrol Vello. Bajar sabiendo que a la vuelta de realizar los recados tendrán que afrontar un pequeño Everest. Día a día, con lo que eso supone para una población mayoritariamente envejecida en el casco histórico. A pesar de que en los últimos años se han dado pasos en accesibilidad, todavía quedan numerosos casos en los que nada ha cambiado. Y eso que Felipe Cotovad, arquitecto municipal, deja claro que «se puede poner ascensor en todos los edificios, urbanísticamente es posible». «Está claro que es una obra complicada, pero también hay que querer y no insistir en ponerlo donde quiere la gente», explica. De hecho, los proyectos cada vez son más y Ferrol es «la ciudad que más rehabilita de Galicia», asegura.

«Aquí no hay Dios que suba esto», expresa contrariado Ramón Díaz, propietario de una vivienda en el tercer piso del 117 de la calle Real. Allí llegó en 1974, pero desde hace unos meses dejó de ser su casa. Sufrió dos infartos y un amago de un tercero, y su médico le recomendó no hacer el esfuerzo de subir las escaleras. Desde entonces, no le quedó otra que mudarse a casa de su hijo, en la calle San Diego. Y es que, cuando abre el portal, los escalones hasta el primer descansillo asustan por sí solos. «Estoy alucinando», comentaba una viandante en el momento de la fotografía que acompaña esta información. Por eso, cada vez que Ramón acude a sus 72 años a casa, se lo tiene que pensar.

Esta no es la primera mudanza obligada de este vecino, que en el pasado estuvo cinco años alquilado en la calle Dolores porque su mujer estaba enferma. «Llevo aquí mucho tiempo, pero ni yo ni nadie queremos subir hasta mi casa, no queremos hacer este esfuerzo. De hecho, el del cuarto se escapa siempre que puede», comenta Ramón. Por ello, el proyecto de colocación del ascensor, que está aprobado, es más que un lujo, una necesidad.

En el entresuelo y el bajo de este edificio está situado el conocido negocio Regalos Goma 2, propiedad de Francisco Piñeiro, quien tendrá que hacer obra en parte de su establecimiento para que pueda haber elevador. «Entiendo que todos tenemos que ceder algo. La accesibilidad es lo más importante», subraya. A raíz de este plan, además del inmueble, también la tienda será accesible y, como compensación por los expositores que tendrá que retirar y el cambio de orientación de la puerta, tiene luz verde para bajar 70 centímetros el nivel del suelo. «Parece que van abriendo algo la mano. Es muy importante este tipo de planes para que las viviendas del centro no se queden vacías», agrega. No obstante, todavía no han podido acceder a las ayudas a la rehabilitación impulsadas desde el Concello, por lo que están a la espera para el inicio de la obra. Sobre esto, Ramón expresaba que si no, cada vecino tendría que desembolsar unos 20.000 euros.

Este caso es uno entre muchos en A Magdalena, donde la respuesta de los que tienen ascensor es concluyente: «Gracias a Dios, sí que lo tenemos», afirma una pareja de edad avanzada.

Y por otro lado, existe el caso de aquellos que ni siquiera se plantean la colocación del elevador. Por ejemplo, María Luisa y su hija, propietarias de un edificio en la calle Real. «No hay posibilidad de ponerlo. El edificio es muy antiguo y no hay hueco en las escaleras. Habría que tirarlo entero para esa obra», comenta Luisa. Además, señala que es un ejercicio «fantástico».

Mientras, el arquitecto municipal Felipe Cotovad afirma que «A Magdalena va como un tiro» y «está cambiando la mentalidad», por lo que ve con optimismo el futuro del casco histórico.

CESAR TOIMIL

La colocación de elevadores revaloriza el inmueble y es un imán para atraer nuevos inquilinos

El presidente del delegación de Ferrol del Colegio de Arquitectos de Galicia (COAG), Ramón Montero, acaba de finalizar a título particular una obra de colocación de un ascensor en el número 1 de la calle del Carmen. Se trataba de un edificio deshabitado con tres viviendas, un primero y dos segundos, que había estado, sin éxito, en alquiler. Ahora, apenas un mes después del proyecto, un piso ya está acordado y para los otros dos hay gente interesada. El ascensor, hoy en día, es un imán para atraer nuevos inquilinos: «Un ascensor invierte el valor de los inmuebles altos. Es más fácil que entren en el mercado. Está bien que subir escaleras sea sano, pero hoy en día nadie quiere subir a pie cuatro plantas». De hecho, Montero está en ejecutando otro en el 202 de la calle María -en la imagen- y tiene en estudio dos más. «En los dos últimos años hemos experimentado un repunte», señala.

En el de la calle María hay ahora un hueco para un elevador estándar de 1,40 por 1,40 metros para un inmueble de cuatro pisos en el que no vivía nadie y en el que se está aprovechando para una rehabilitación integral. «Ferrol es un mundo aparte. No puede ser que haya tantas trabas para hacer algo. A veces, de tanto respetar los edificios, se acaban cayendo», dice Juan Filgueiras, encargo de esta obra de Ardóbrica.

No obstante, las facilidades cada vez parecen mayores. El pasado mes se abrió el plazo de solicitudes en el Concello para rehabilitar edificios en varios barrios de la ciudad (184 viviendas) y, además, la Xunta anunció que invertirá 6,8 millones para la puesta a disposición de pisos rehabilitados en Ferrol Vello. «Lo único que pedimos es más agilidad y flexibilidad desde Urbanismo, porque muchas veces los elementos catalogados suponen un problema», comenta Montero. La instalación de elementos que mejoren la accesibilidad y la habitabilidad es una prioridad desde hace años. 

«Estamos abriendo la mano»

El responsable de la Oficina de Rehabilitación, Iñaki Mendizábal, confirma que el tema de los ascensores sale cada vez más el tema del ascensor. «Se hace un esfuerzo bastante grande en este sentido y estamos abriendo la mano más que nunca», apunta.

En la mayoría de las ocasiones también juega un papel clave que los propietarios cedan. Dado que gran parte de los elevadores no se pueden colocar en el hueco de la escalera, la solución pasa por ocupar una parte de la casa. Sin embargo, desde Urbanismo aseguran que han tenido más de un caso de propietarios con viviendas de más de 200 metros cuadrados que no quieren esto. Además, con las novedades también hay más alternativas a la hora de elegir uno u otro ascensor.

Según traslada Felipe Cotovad, hay posibilidad de ponerlos adosados a las fachadas posteriores o colocar uno para dos y hasta para tres edificios, como en un caso que han aprobado recientemente. «No faltan soluciones», señala. En definitiva, deberá haber un grano de arena de cada parte.