Un viaje para conocer la historia del Escorial de los mares

MUSEO NAVAL

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

El navío recibió este apelativo debido a su grandes dimensiones y su diseño

04 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo, el siglo XVIII, en que la Real Armada española estaba presente en todos los mares del mundo y sus buques eran los más avanzados tanto en diseño como en capacidades artilleras. Uno de los barcos más famosos de su época fue precisamente el navío de guerra Santísima Trinidad, construido en el Astillero de La Habana (Cuba).

Es importante recordar que un navío era una verdadera obra de ingeniería de proporciones colosales. Para confirmar esta afirmación basta decir que la construcción de un buque de porte común de la época exigía el empleo de unos 3000 árboles, además de otros 40 dedicados a la arboladura. El trabajo para abatir los árboles y transportar las maderas que se utilizaban en estas operaciones, requerían una gran cantidad de hombres. Aunque hoy en día, con una mentalidad ecológica como la que tenemos y a la mayor parte de los ciudadanos nos parezca un dato terrorífico, es de reconocer que en la mayor parte del mundo, precisamente en las zonas costeras, se nota una mayor deforestación que en el interior.

Así, en 1766 y bajo un sol ardiente, dos centenares de indígenas, utilizando rudimentarias hachas y sierras, bregaban para derribar y desbrozar los primeros trescientos troncos de caguairán en el espeso Bosque del Oso de la provincia cubana de Camagüey, y que servirían para dar forma a la quilla del que sería el navío por excelencia de nuestra Armada. En aquella época, el Astillero de La Habana era el más importante del inmenso Imperio español de Ultramar. Los ricos recursos naturales y sus óptimas condiciones defensivas hicieron de la Gran Antilla del Caribe un lugar ideal para la construcción de naves.

Este impresionante navío fue conocido como El Escorial de los Mares, apelativo que recibió por parte de las autoridades la primera vez que fondeó en la península tras su viaje inaugural desde Cuba, debido a sus grandes dimensiones, su diseño ornamental y su aspecto inabordable. El Santísima Trinidad (oficialmente era Nuestra Señora de la Santísima Trinidad), había sido botado en 1769, llegando a ser el más grande jamás construido, de ahí su apelativo. Dotado inicialmente de tres cubiertas y 120 cañones, posteriormente sería reformado en Ferrol y Cádiz, alcanzando cuatro cubiertas y 140 piezas artilleras, lo que lo convirtió en su día en el único navío del mundo que contaba con cuatro puentes (cubiertas). Su tripulación la componían 980 hombres a su entrega, llegando a 1.105 hombres.

Durante su dilatado servicio activo participó en numerosas operaciones navales. Su trágico final tuvo lugar a consecuencia de su participación en el famoso combate de Trafalgar en 1805. Desde entonces, el Santísima Trinidad, símbolo del ocaso del poderío naval español, duerme en el fondo del mar, quedando como recuerdo de su existencia algunos cañones que fueron recuperados y que hoy lucen orgullosos en la entrada del Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando.

Ven al Museo Naval de Ferrol y te contamos más cosas.

Está abierto de martes a viernes (de 9.30 a 13.30 horas) y los sábados, domingos y festivos (de 10.30 a 13.30 horas). Más información en la web del museo y visitas guiadas en la dirección de correo electrónico: museonavalferrol@fn.mde.es