El Yate, la cafetería que unía Ferrol y el mar

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

La antigua estación marítima de pasajeros estuvo regentada por una familia durante seis décadas, hasta que cerró en el 2013. Ahora hay un interesado en reabrirla

31 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En el cristal de la fachada se puede leer hasta cuatro veces Café Bar El Nuevo Yate. Sin embargo, qué paradoja, lo de nuevo se ha quedado antiguo. Las comidas, cenas, tapas, raciones y los menús del día que también ofrecen esos rótulos se dejaron de servir hace más de cuatro años, en el 2013, cuando a la familia Zaragoza Paredes se le acabó una concesión que prácticamente había sido vitalicia. Hace unas seis décadas comenzó a funcionar en el muelle de Curuxeiras, enfrente del actual puerto deportivo, la que por aquel entonces cumplía a rajatabla su cometido: estación marítima de pasajeros. En definitiva, un lugar que creó un estrecho lazo entre Ferrol y el mar.

«¡Qué tardes hemos pasado ahí!», escribía una lectora de La Voz este lunes, cuando se supo que una nueva persona estaba interesada en la explotación de este establecimiento, propiedad de la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao. En su época boyante, las tardes de sol eran infinitas en su terraza de piedra, con muro, cuatro palmeras y una parra por encima. Ahora, la vid está medio caída, y las palmeras no tienen el verde vivo de antes.

JOSE PARDO

El consejo de administración del Puerto otorgó la última concesión de la ocupación y explotación de la Estación Marítima -denominación que recogía en el BOE- el 29 de septiembre del 2003, por un período de diez años. Tres empresas estaban interesadas, pero finalmente no cambió de manos: El Nuevo Yate S.A.L., el último nombre de la compañía de la familia que lo levantó, logró que le renovasen la licencia. Poco después acometieron la última reforma. El azul tan característico de su tejado no desapareció, aunque el tiempo lo ha ido desgastando, al igual que al resto del exterior.

El Yate nunca dejó de prestar servicio y ayuda toda la gente de la mar. «Estuvimos muy vinculados a todas las tareas que realizaban los pescadores, mariscadores, amarradores, policías y todos los que, día sí y día también, trabajaban en la ría. Siempre se pasaban por la cafetería», recuerda Begoña Pita, que regentó el local durante veinte años con varios miembros de su familia. El primero fue Luis Zaragoza, que también fue el dueño del mítico y desaparecido Copacabana.

jose pardo

Para cualquier favor, allí estaban, era «una puerta abierta para todos». Sobraron jornadas para recordar, como el día que atracó en Ferrol el primer crucero turístico, en octubre del 2003. Los pasajeros fueron invitados a las paellas gigantes que habían preparado con una gran ilusión. Además, El Yate siempre fue la mano hostelera del Puerto, al que le prestaba servicios de cafetería y cátering para los eventos.

Desde su adiós a finales del 2013, hubo mucho interés en su concesión, pero los Zaragoza Paredes todavía no tienen relevo. «Era un sitio de siempre, bien situado y con un ambiente entrañable. Además, los domingos se convertía en un lugar familiar. Realmente, fue duro tener que dejarlo», concluye Begoña. Varias circunstancias, entre ellas la crisis, evitaron que la familia quisiera seguir apostando por él.

JOSE PARDO

Un local propiedad del Puerto con condiciones especiales

La Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao anunció el lunes que existía una solicitud de concesión de El Yate presentada por Álvaro González Rodríguez. No es la primera vez que alguien se interesa por hacerse con la explotación del local hostelero. De hecho, había sido otorgada con un plazo de diez años -prorrogables otros dos más- a los dueños de la Sidrería O Lagar, que incluso habían previsto algo más de 113.000 euros para su reforma y acondicionamiento. Sin embargo, según comunicó el Puerto meses después, finalmente renunciaron a este plan.

La superficie total ocupa 436,43 metros cuadrados, en la que se incluye el edificio, la parcela anexa y los muros. En este momento, el inmueble se encuentra vacío, tal y como se puede apreciar desde una de sus tres puertas. En el interior se desmontó la barra, de la que apenas queda el rastro de unos tubos y lo que parece el grifo de cerveza. Cerca, una mesa, una caja de cartón y varios sacos de obra, así como unas botellas de agua mineral. El aspecto es el normal después de algo más de cuatro años cerrado.

Para su reapertura, en caso de producirse, deberá acometerse un lavado de cara completo, sobre todo de ventanas hacia dentro. Además, según ha podido saber La Voz, el que se haga con la explotación de El Yate deberá aceptar una serie de condiciones especiales por tratarse de una parcela pública. Entre otros extremos, el concesionario deberá abonar el 4 % de sus ganancias a la Autoridad Portuaria y asimismo tendrá que acogerse al coste de la luz y el agua marcado por dicho organismo. Por otro lado, la tasa de ocupación asciende, según los datos del último concurso público, a 7.563,37 euros al año.

Más allá de estas cuestiones, el establecimiento tuvo en varias ocasiones problemas con las inundaciones, aunque esto se podría solucionar con la citada reforma. No obstante, todas estas condiciones quedan en un segundo plano por la proyección económica que podría tener.