De la lucha contra la dictadura a la defensa del trabajo en la ría

Francisco Varela FERROL

FERROL CIUDAD

N. S.

10 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Erró poco Bastida en sus cálculos. Decía que se iba a morir a la misma edad que su padre, los 70 años, y Bernardo falleció ayer con 68. Nardo era hijo de Canido, cosa que siempre reivindicaba. Le vi por última vez hace unos meses, en Caranza, y a pesar del enfisema que acabó con su vida -él decía que el amianto también le contaminó los pulmones-, su memoria permanecía intacta. Yo como periodista recurría a él en busca del dato exacto, la fecha o la hora de un episodio. No fallaba. Su llegada a la Cofradía de Pescadores de Ferrol, período por el que más se le conoce, fue tardía, como colofón a su militancia antifranquista con episodios de película, como cuando marinero en un buque mercante, desembarcó en 1971 en Río de Janeiro. Un policía de dos metros registró su equipaje y halló un libro de Lenin y otro de Bujarín... La hermandad entre dictadores funcionó y fue repatriado esposado en el avión hasta Barajas. Luego volvió a caer en Ferrol en el levantamiento de 1972. Tres años en prisión.

Me contó en una ocasión que por aquellos años planeó con otros jóvenes lanzados a por todas una acción ante el célebre Martorell, director de Bazán. Pero Paco Filgueira, el viejo comunista con autoridad indiscutible sobre ellos, les desmontó dialécticamente el tinglado porque la violencia y la lucha armada se volvería contra ellos y retrasaría la caída del régimen franquista. Si bien, Bastida había aprendido las técnicas de agitación de sus camaradas experimentados. No hay más que ver lo que hizo cuando dejó Bazán y se convirtió en líder de un colectivo marisquero, totalmente desprestigiado, repleto de jóvenes de la marginación que tenían en el furtivismo su medio de sacar algo para la droga. Nos encontrábamos en 1981, hay que recordarlo, en plena crisis social del barrio de Caranza, con la heroína cabalgando desbocada. Él consiguió que la cofradía volviese a funcionar, que se transformase en sustento de cientos de aquellos arrojados a la cuneta. ¿Cómo no iba a ser la persona a la que seguía a ciegas aquel colectivo que recuperaba su dignidad? Con todos ellos tras él lideró conflictos, como el cierre de la boca de la ría, que le dio a conocer en todo el país. Sabía, no obstante, que se había buscado enemigos muy poderosos, y que su comportamiento personal en algunos momentos le pasaría factura. Pero, sin duda, el balance de su vida tiene que ser relevante. Sobre todo teniendo en cuenta lo que vino después...