La escuela de fútbol sala de O Parrulo inculca los valores del deporte a 254 niños y jóvenes
18 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Roberto Testa es el director de la escuela de fútbol sala de O Parrulo. Es uno más de los cientos de personas que dedican su tiempo libre a los más jóvenes, de una forma casi anónima y altruista. Pese a la gran función social y formativa que se realiza, el deporte base sigue sin contar con el apoyo que necesita. Los clubes, da igual la modalidad deportiva, en colaboración con los padres, son los que acercan los niños y niñas a la práctica deportiva y tratan de inculcarles los valores del deporte y hábitos de vida saludables.
-¿Cuántos niños se forman en la escuela de O Parrulo?
-Contamos con 254 niños, repartidos en 23 equipos. En su mayor parte son niños, ya que las chicas suelen decantarse por los equipos femeninos. Además, disponemos de 16 monitores que se encargan de preparar a los distintos conjuntos.
-¿Cómo funciona la escuela?
-Los que llegan comienzan en los equipos de chupete y biberón, que no compiten. Con ellos, lo que se intenta, es que lo pasen bien. También tratamos de inculcarles hábitos de vida saludables. Comienzan a competir a partir de la edad de prebenjamín, seis o siete años. Conforme crecen, van subiendo de categoría hasta llegar al filial o al primer equipo, aunque son muchos los que en cadetes o juveniles se pasan al fútbol.
-¿A qué edad llegan los niños a la escuela?
-Yo comencé a entrenar en la base hace once años y en la categoría de biberón apenas había cinco o seis niños. Hoy en día, todo ha cambiado mucho. De tres años de edad, ahora mismo, ya tenemos a 22 niños, 15 con cuatro años y 25 de cinco. Es una locura, hay mucho interés por el fútbol sala.
-¿Hay mucha selección en los equipos de categorías inferiores o todos juegan?
-Nosotros estamos abiertos, admitimos a todo el mundo. No hacemos mucha selección. Es verdad que formamos a los equipos por niveles, aunque no pensando en la competición, en tener un conjunto poderoso para ganar muchos partidos, sino porque para el trabajo de los monitores es más fácil tener a un grupo equitativo. Tan solo hay cierta selección con los equipos de la Liga Gallega, en donde es verdad que van los mejores, aunque el resto compiten en la liga local. En nuestra escuela no se queda nadie sin jugar.
-¿Hay mucho abandono?
-El único pero que tenemos en la escuela es que se pierde mucha gente por el camino. Se van pasando al fútbol y dejan de jugar al fútbol sala.
-Los éxitos a nivel nacional confirman que el trabajo está bien encaminado.
-Llevamos unos años muy buenos. Hace dos temporadas metimos a dos equipos en el Campeonato de España de clubes y en la pasada temporada fuimos subcampeones nacionales de infantiles. Estamos orgullosos, está muy bien.
-¿Para los técnicos, no todo es competir y ganar?
-Ni mucho menos. Los niños y niñas son el futuro y nosotros ponemos nuestro granito de arena en su formación humana y deportiva. Queremos que hagan deporte y que si no es en O Parrulo que sea en cualquier otro club. Deportivamente les enseñamos a jugar al fútbol sala.
-¿Qué aporta el fútbol sala?
-Mucha técnica individual. Los conceptos tácticos se meten a partir de alevín o infantil.
-¿El fútbol se lleva a muchos de los que se inician en el fútbol sala?
-El fútbol sala sigue siendo un deporte pequeño. Son muchos los niños que cuando crecen abandonan este deporte para pasarse al fútbol.
-¿En Ferrolterra hay una gran afición a jugar al fútbol sala?
-En esta zona siempre hubo muchos equipos de fútbol sala de base. Sin embargo, en los últimos años ha ido a más. Nosotros tenemos seis equipos de alevines y tres infantiles y el proyecto para la próxima campaña es de seis y seis en cada una de las categorías. En un par de años seguro que también tendremos dos conjuntos de juveniles. No hace muchos años, para tener equipos en estas categorías había que rebajarse a muchas cosas.
-¿En dónde juegan todos estos equipos?
-El tema de los pabellones es el mayor problema que tenemos en Ferrol los que trabajamos en el deporte base. Este año comenzamos un mes tarde la competición, tuvimos que hacer muchas cábalas para acomodar a los equipos. Tenemos cuatro conjuntos en la Liga Gallega: alevín, infantil, cadete y también un filial. Estos partidos necesitan su tiempo, ya que hay que darles media hora para calentar. El resto de los equipos los acomodamos con partidos los domingos por la tarde, tanto en pabellones de Ferrol como de Narón. Hay que irse a donde podamos.
-Los que compiten en la liga gallega llevarán emparejados largos desplazamientos, manutención, etcétera. ¿Cómo se financian todos los gastos?
-Somos un club humilde y en la base nos financiamos como podemos. Si tenemos que viajar a Lugo, el monitor lleva a tres o cuatro chavales en su coche,, También hay muchos padres y madres que ayudan. Les hacemos bocadillos para que coman al final del partido. Nos apañamos. Tan solo cuando coinciden dos o tres equipos en una misma localidad, Lugo, Vigo o en dónde sea, alquilamos un autocar para ir todos juntos.
-¿Son una familia?
-Funcionamos como una familia. Lo mejor que tenemos en esta escuela son los monitores, todos son gente muy implicada y preparada. Algunos han estudiado INEF, otros tienen nivel I y II de entrenador. Somos un grupo de amigos que ya llevamos muchos años en la formación.
-¿Todo por amor al deporte?
-Los monitores estamos en este tema porque queremos a O Parrulo y al fútbol sala. La gente que está en la base lo hace por pasión, por amor al deporte. Es todo altruista. Yo me levanto a las cuatro de la mañana, voy a mi trabajo, del que vivo, cuando salgo, sobre las tres y media, me voy a casa, como, me ducho y después echo la tarde en O Parrulo. Como yo, el 85 % de los monitores. Es algo vocacional, es lo que hay. Lo hacemos por amor al club y a los niños.
-¿Cuánto tiempo lleva así?
-Entrenando en las categorías de base de fútbol sala llevo ya once años. En la función de director de la escuela de fútbol sala de O Parrulo ya van ocho. Acabé de hacer TAFAD (Técnico Superior de Animación de Actividades Físicas y Deportivas) cuando tenía 19 años, luego llegaron las prácticas, dos años de monitor, y poco a poco fui adquiriendo responsabilidades hasta que acabé de director de la escuela.