El campus de Esteiro es un hermoso lugar fruto del proyecto de transformar un hospital en zona universitaria a pesar de las reticencias, no muy numerosas pero si influyentes, de sectores de la Universidad y la Armada. Y la realidad es que las infraestructuras, a las que se añadió la reconstrucción de la casa del Patín- que parecía una quimera- constituyen un complejo con encanto y de belleza singular, producto de la armonía entre la arquitectura y los árboles y arbustos que se conservaron con mimo.
El futuro del campus me inquieta. Vivimos un proceso de ajuste que se llevará por delante alguna titulación como Humanidades. Sin dudar de la lealtad y el buen hacer del rector y la vicerrectora de Ferrol, que creen y defienden con profesionalidad el desarrollo de nuestro campus, me preocupa que no haya propuestas concretas para nuevos grados en el campo de humanidades o ciencias jurídico sociales. Por eso es necesario poner en la agenda de todas las instituciones universitarias, políticas y sociales, la reivindicación y el compromiso con una presencia significativa de titulaciones en estas áreas.
En mis visitas al campus suelo pararme frente al solitario busto del profesor Torrente Ballester a quien le prometí que lucharía para que tuviese compañía y que me gustaría que la primera fuese la del profesor Ponte Far, ese ferrolano de Negreira que tanto ayudó a la difusión de la grandiosa obra del escritor ferrolano y con ello a poner a Ferrol en el mapa de la Literatura Universal. Ellos, profesores carismáticos, acogerían a los nuevos estudiantes de…