Coincidirán conmigo en que en Ferrol empuje reivindicativo no nos falta. No hace falta mucho para que salte la chispa de la polémica. En nada tenemos montada una plataforma y de ahí a la protesta pública, las concentraciones o manifestaciones ya solo resta un paso. Y que conste que digo esto sin frivolizar para nada con la importancia de la lucha por unos objetivos que se creen válidos, y mucho menos en una ciudad como esta en la que muchos de sus vecinos han tenido que pagar un precio muy alto por la defensa de sus ideales y de las libertades. Pero precisamente por ello sorprende la actitud de manifiesta indiferencia ciudadana hacia el abandono del tren.
Muchos hemos crecido teniendo que dejar de lado este medio de transporte y optar por otros más competitivos como forma de enlace tanto con ciudades próximas como A Coruña y Santiago como con otras más lejanas, como Madrid, pero después de sucesivos agravios, como la falta de inversiones en la línea y la exclusión de Ferrol del Eje Atlántico, nadie duda de la importancia de intervenir para acabar con este agravio en materia ferroviaria. Hasta el propio Gobierno incluyó en sus Presupuestos Generales unas partidas para empezar a actuar en el tramo Ferrol-A Coruña. Pero ni siquiera este nuevo y reiterativo incumplimiento de la administración con la zona en cuanto a sus infraestructuras ha hecho reaccionar a los ferrolanos. ¿Usaría su coche para desplazarse a la ciudad vecina si pudiese ir en 40 minutos? ¿Ha pensado en qué efecto podría tener para atraer población hacia esta ciudad en la que los pisos cuestan hasta una cuarta parte que en A Coruña?