El gran milagro

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

02 dic 2017 . Actualizado a las 00:04 h.

Don Gonzalo Torrente Ballester, del que mucho me gusta acordarme siempre, y que no solo era un magnífico escritor, sino también un brillante intelectual que reflexionó mucho sobre la naturaleza del arte, decía que el novelista (y, por lo tanto, el artista) es ante todo un «testigo de su propia imaginación». Y aseguraba, en este sentido (personalmente pienso lo mismo), que no es la realidad, sino la «experiencia de la realidad», la auténtica fuente de la que un artista bebe al crear su obra. A estas alturas, tal vez ustedes hayan llegado a la conclusión de que el café me ha sentado mal. Pero no es cierto. Les digo esto de manera muy consciente. Se lo digo porque hoy, precisamente, abre sus puertas en Ferrol el Belén de la Orden Tercera de San Francisco, el del escultor Alfredo Martín, un joven que a pesar de no haber cumplido aún 90 años ya ha creado cosas que han hecho que sea mejor el mundo. Y la mayor de ellas, en mi opinión, es ese Nacimiento, al que yo le quiero con el mismo entusiasmo que ustedes, y que siempre habitará mis mejores recuerdos, y que voy a visitar todos los años porque, cada vez que vuelvo a estar ante él, percibo que lo mejor de mí -el niño que fui en un tiempo que ya no existe- revive, de nuevo. Antes les recordé lo que Torrente decía sobre la creación, porque me parece que sus palabras pueden aplicársele al Belén de la Orden Tercera perfectamente. Alfredo Martín no vio nacer al Hijo de Dios entre los pobres, pero ha leído el Evangelio y ha recreado ese milagro, el mayor de la historia de la humanidad, con el corazón de un hombre bueno. Por eso, gracias a él, nosotros podemos ver aquí al Niño Jesús, al Rey de los Ángeles, que ha vuelto.