«Volé 45 metros y solo tengo rasguños»

FERROL CIUDAD

Álvaro Alonso

El día de su cumpleaños, Álvaro Platero, jugador del Rugbi Ferrol, salió despedido por un lateral de la autovía de As Pontes, pero solo necesitó veinte puntos de sutura

01 dic 2017 . Actualizado a las 13:42 h.

«No sé si el vuelo fue muy largo o se me paró el tiempo, pero me dio para pensar de todo». Unos segundos del día de su cumpleaños fueron para Álvaro Platero (Castropol, Asturias, 22 años), jugador del Rugbi Ferrol, una eternidad. Estaba adelantando a un camión en la autovía de As Pontes cuando, a la altura del kilómetro 12, perdió el control de su vehículo.

Era un día lluvioso, en el que se dirigía hacia Oviedo para coger un tren en dirección a Madrid, donde iba a pasar el fin de semana con sus amigos y su familia. Pero sobre las nueve y media de la mañana todos los planes se fundieron a negro. «Pasé por el quitamiedos y volé 45 metros hacia unos eucaliptos. Al impactar contra el primer árbol, el coche se dio la vuelta, el segundo me frenó la caída y con el tercero caí hacia abajo. Y bueno... solo tengo rasguños», relata Álvaro a La Voz en el sofá de su casa de A Magdalena.

En Castropol, para pasar la ITV, había dejado su coche habitual unos días atrás, cuando se tuvo que venir con un antiguo Mercedes, con el que acabó saliendo despedido. Me acuerdo de la secuencia que pasó por mi cabeza: «Al principio pensé: ‘Ahora que me está yendo todo genial, se va a acabar...’» Después, como vio que «todavía no llegaba el impacto», reflexionó sobre su propia seguridad.

«Estoy acostumbrado a los deportes de aventura, en los que te pueden pasar este tipo de cosas y por eso vas pensando qué hacer en caso de que te ocurra». Así que meditó como tenía que colocarse para afrontar el golpe: se mantuvo rígido, se tapó la cara con los brazos y se agachó para proteger el cuello. «Esperé hasta terminar de volar», rememora, y asegura que «eso de que se te pasa la vida por la cabeza es tal cual».

«Los médicos me dijeron que estar fuerte por hacer deporte me ayudó a soportar el golpe»

Después del impacto, como las puertas se habían bloqueado, fue hasta la luna trasera para levantar el dedo pulgar y tranquilizar a los conductores del camión, que observaban desde la autovía. Acto seguido, llamó para contarle lo sucedido a su novia, que se encontraba en Ferrol y viajó en taxi hasta el lugar, donde llegó a la vez que la ambulancia. Además, le trasladó la versión «light» a su padres, para que viajasen tranquilos desde Castropol. 

Los moratones, del rugbi

Cuando el médico lo observó, Álvaro tenía la cara llena de sangre, aunque no corría ningún tipo de peligro. De hecho, le vieron unos moratones, pero eran de jugar al rugbi. Precisamente este deporte pudo haber sido parte del buen estado que presenta ahora, con apenas una veintena de puntos de sutura y un leve dolor en la espalda. «Al ser el mayor impacto el vertical, en el que influye lo que aguanta el cuerpo, me dijeron que seguramente el tener fortalecido el cuello, la espalda y la columna me salvó la vida», asegura. «No tengo latigazos, no tengo nada de nada. De hecho, si me hiciese un placaje uno de nuestros australianos, acabaría peor que esto», bromea el jugador, al que la sonrisa no se le va a borrar «en unos meses».

El viernes pasó por el hospital Arquitecto Marcide, pero esa noche ya durmió en Asturias. Al día siguiente pudo, como había previsto, ir a Madrid con sus amigos. «Cuando estaba cenando con ellos, había momentos en los que me paré a pensar que podía no estar allí, no disfrutar de eso nunca más», recuerda.

Por primera vez desde que fue fichado en agosto se ha perdido un entrenamiento con el Rugbi Ferrol, pero espera estar pronto de vuelta en su posición de ala. «Volví a nacer el día de mi cumpleaños, así que tendré una doble celebración cada 24 de noviembre», concluye Álvaro.