«La vela es un vicio que es difícil de sacarse de encima»

FERROL CIUDAD

Después de medio siglo navegando, Diego López es el patrón del «Mirfak» de la Armada, un barco «real». Tiene claro que la ría está desaprovechada para hacer deporte

22 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Este año cumple medio siglo haciendo un deporte, la vela, que es «un vicio difícil de sacarse de encima», asegura. Diego López Díaz se conoce cada rincón de la ría de Ferrol, por la que ha paseado, y sobre todo competido, en multitud de barcos, y donde espera continuar con su pasión. «Empecé con 16 años y ahora tengo 66, así que llevo unos 50», calcula. Aprendió en la Comisión Naval de Regatas de la Armada, de la que fue presidente hasta que se jubiló y en la que ahora continúa colaborando como asesor. «Cuando era adolescente, el que me quería llevar en un barco, me llevaba, y yo iba encantado de la vida con quien fuera», rememora sobre sus inicios, en los que los años que pasó por la escuela naval fueron los que le metieron «de lleno» esta afición.

Ahora, cuando se celebran las bodas de oro de su matrimonio con la vela, es el líder del crucero más en forma de Galicia: el Mirfak, una embarcación con pasado borbónico. Allá por el 2007, la Casa Real se deshizo del barco, que había sido construido para ser patroneado por el entonces príncipe Felipe bajo el nombre de Aifos -Sofía al revés-, con sede en Palma de Mallorca. Sin embargo, «no iba y siempre quedaba mal posicionado en las regatas», explica Diego. Por ello, lo mandaron a Ferrol, donde durante dos años estuvieron «peleando con él» en las mismas condiciones, hasta que se metió por medio la empresa local Astifer. El dueño, Pepe Malla, se implicó en el 2011 en un estudio para mejorar sus prestaciones, lo reformó y el éxito fue inminente. «Nos hizo un montón de modificaciones y a partir de ahí empezamos a ser competitivos», cuenta el regatista. Curiosamente, el hijo del ejecutor de la transformación forma parte ahora de la tripulación del barco. El resto, un grupo de una docena de personas, son casi todos de la Marina. En cada competición son ocho los que suben al casco.

El Mirfak, en poco más de un lustro, ha sido campeón de España y de la Copa de España de la zona norte y ha ganado en cuatro ocasiones el Trofeo Presidente de la Xunta de Galicia, el más importante de la comunidad, que suma los resultados de las regatas Infanta Elena (A Coruña), Príncipe de Asturias (Baiona) y Rey Juan Carlos (Sanxenxo). «Últimamente hemos ganado todas las competiciones a las que hemos ido», resume Diego.

Una ría para todo el año

El ferrolano, eso sí, siente tristeza por no tener al lado de casa una de esas grandes regatas, algo que se debe, en parte, a que la ría está en su opinión «totalmente desaprovechada». Aunque sí existe algún certamen de vela ligera, brillan por su ausencia los de clase crucero. «Y es curioso, porque aunque la ría no es técnicamente perfecta para hacer regatas, te permite navegar todo el año, que es lo bueno. De cara al aprendizaje, además, no hay ninguna en Galicia mejor que esta: está muy protegida, no hay oleaje...», valora Diego. Desde su punto de vista, harían falta más escuelas para potenciar este deporte, dado que ahora únicamente el Grupo Bazán concentra la cantera de la ciudad.

La última gran competición que se vivió en la ría fue el Trofeo Almirante Novas de clase snipe, en el que el ferrolano, además de organizador, fue uno de los participantes. «El snipe a mi edad hay poca gente que lo hace, porque la espalda la tienes machacada y es una clase muy física, de estar siempre colgando por fuera. A mí realmente es lo que me gusta, porque en crucero, si el barco no es competitivo, ya puedes ser el mejor del mundo que no ganas. En el snipe eres lo que vales», comenta. Por ello, después de que la vela le haya permitido estar en mundiales, europeos y viajar a «muchísimos» lugares, no piensa dejarla. El medio siglo en el agua no pesa en este regatista de hierro.