Arcos y bastones

Nona I. Vilariño EN POSITIVO

FERROL CIUDAD

21 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Noche de concierto en el «Auditorio de Ferrol» La música consiguió abstraerme de la inquietante realidad que alimenta mi rabia interior, compañera de mis momentos de impotencia ante la irracionalidad de no admitir algo irrefutable: fuera de la ley no hay solución…

La «Sinfonía del Nuevo Mundo» dio alas a mi imaginación para volar hacia el paraíso que los genios son capaces de crear con el juego de un sol, un re, etc. sobre el pentagrama. Notas que se convierten en música capaz de producir una emoción casi inexplicable si no se comparte la pasión. Y así aparece la magia. El contundente aplauso final fue testimonio espontáneo del milagro que la belleza puede crear en el alma, incluso en medio de la tormenta.

Cuando escucho música en la soledad de mi cuarto de estar suelo cerrar los ojos y -con una sinfonía o un bolero- recobro imágenes de mis pasadas o presentes emociones. Siempre funciona, porque el alma necesita abrir ventanas para escuchar sonidos o ver imágenes del arte, que nos rediman de la permanente agresión de la actualidad. En el concierto descubrí lo que buscaba: los arcos de los violines al cielo del escenario dibujaban un paisaje de indescriptibles y bellísimos matices. No pude evitar recordar la escena de los bastones de Bruselas, que los alcaldes secesionistas blandían como muestra de su poder de destruir la convivencia. Al contrario, los violines, la tuba, los oboes etc. cuyos acordes sonaban como sinfonía «multirracial» que nos hermana en las diferencias.…

Ojalá los bastones al viento truequen en puntos de apoyo para el duro camino por andar.