Vidas del mar

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

18 nov 2017 . Actualizado a las 00:04 h.

Gracias, gracias por lo que hacen. Muchas gracias!». Esas fueron las palabras que el Papa Francisco dirigió en la audiencia general del jueves a los tripulantes del buque de la Armada Cantabria, con base en Ferrol. Un navío que está llevando a cabo una extraordinaria labor humanitaria en aguas del Mediterráneo, donde ha rescatado ya entre las olas a más de un millar de inmigrantes, y que se ha convertido en un auténtico símbolo de la defensa de la vida humana: en un verdadero emblema de la lucha contra el horror desatado por las injusticias de este tiempo de hierro que nos ha tocado vivir. A mí me gustaría que el trabajo que lleva a cabo la tripulación del Cantabria, y que ya ha sido reconocido por el Papa Francisco en la mismísima plaza de San Pedro, también reciba en nuestro país el reconocimiento que merece. Quienes tratan de atravesar el Mediterráneo en circunstancias terribles, huyendo de la miseria, del dolor y de la desesperación, encarnan una realidad ante la que no puede cerrar los ojos esta Europa nuestra. Una Europa cuya alma se asienta, desde un tiempo que ya no existe, en tres pilares fundamentales: el pensamiento de Grecia, que nos alerta de que estamos rodeados de sombras; el derecho de Roma, que nos recuerda el verdadero valor de la justicia y la necesidad de la ley; y el cristianismo, que nos llama a vivir como hermanos y que nos advierte de que la grandeza del ser humano no está en lo que posee, sino en lo que da. Permítanme ustedes que, de forma muy poco periodística, les confiese que me emocionó escuchar las palabras del Papa dirigidas a los navegantes que, desde Ferrol, van al Mediterráneo a salvar vidas. Yo les doy las gracias, también.