El repostero más en forma de Galicia

FERROL CIUDAD

Ángel Manso

Detrás de los mejores cruasanes de Ferrol está uno de los que apuntan más alto en el «fitness» nacional, César Varela Gárate

16 oct 2017 . Actualizado a las 16:43 h.

Asegura que no es su opinión, sino la de sus clientes: los cruasanes de la confitería París son los mejores que se pueden encontrar en Ferrol. El negocio tiene dos establecimientos, uno en la calle Dolores y otro en el barrio de Caranza, donde se encuentra el obrador y también César Varela Gárate, un de los deportistas que apuntan más alto en el fitness español. Hace apenas un año que empezó a competir, pero su reciente victoria entre las promesas del Arnold Classic, uno de los eventos internacionales con mayor repercusión, lo ha puesto en el mapa de la modalidad Men’s Physique. Además, se proclamó campeón gallego y este fin de semana fue quinto entre los de más de 178 centímetros en el Campeonato de España.

Cuando tenía 17 años -en julio cumplió 26- se dio la casualidad de que empezó a trabajar en las que ahora son sus pasiones: la repostería y el fitness. «Mis padres tuvieron el negocio toda la vida y siempre estuve metido en la pastelería de una manera o de otra», cuenta César, que deja un rato la masa de los cruasanes para atender a La Voz. «Realmente, no hay ninguna fórmula secreta, porque los ingredientes son muy básicos. Deben de tener algo, debe ser el amor con el que se hacen, que son muy ricos», dice sobre su producto estrella. Lo mismo ocurre con su físico, para el que no existe ninguna poción mágica. «Mucho sacrificio y mucho trabajo. No hay milagros, solo se trata de ser constante y hacer las dietas y los entrenamientos cuando toca», explica. Eso sí, deja claro que sus dos ocupaciones «exigen dedicación, pero son cosas muy opuestas».

De hecho, en época de competición, los pasteles no aparecen ni por asomo en las seis comidas que hace al día y que prepara bien cuando se levanta, bien a lo largo de la jornada. A las 6.45 de la mañana le suena el despertador y a las ocho ya está en la confitería. De allí, donde también despacha, no se va hasta las dos. Por la tarde también está, de 16.30 a 18.30. Dos horas después, a partir de las 20.30, entra en el gimnasio, el Factory Gym de Ferrol, y trabaja su cuerpo hasta las diez de la noche. «Entreno todos los grupos musculares por igual. Cada jornada trabajo una parte, hasta completar el cuerpo entero de lunes a viernes», explica. En las competiciones, el jurado busca una simetría física, por lo que si entrena más una parte que otra, habrá una descompensación. Además de para competir, el gimnasio le vale para desconectar «del trabajo y de cualquier problema» que tenga.

A pesar de que aún está empezando a competir, ya tiene claro que quiere seguir creciendo en el mundo del fitness, pero sin desatender a una clientela que no piensa renunciar a sus cruasanes.