La rebelión de la zona rural de Ferrol

Carmela López
carmela lópez FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

cesar toimil

Las demandas de los vecinos encendieron el debate en una maratoniana sesión abarrotada de público

29 sep 2017 . Actualizado a las 08:11 h.

La corporación ferrolana debatió acaloradamente ayer en una sesión plenaria en la que los vecinos de rural, por boca del presidente de la asociación de Covas, Manuel Sendón, exigieron medidas para reparar la «deuda histórica» que el Concello tiene con las parroquias que están fuera del casco urbano. Pero no fueron los únicos, porque otros colectivos también trasladaron al gobierno de Ferrol en Común y a todos los grupos sus reivindicaciones, como es el caso de las Mulleres do Rural de Covas y Esmelle, que, a través de una moción del PSOE que tuvo un respaldo unánime, pedían la celebración institucional de su día, el 15 de octubre, y la descentralización de actividades hacia sus parroquias. Otro grupo de vecinos de los barrios de Caranza y Esteiro, liderados por las entidades Mujeres de Caranza y Ti e Máis eu Teatro, también requirieron de la corporación su apoyo expreso contra la sustitución en su hogares del propano por gas natural. Hubo un cuarto colectivo de personas que también tuvo voz en el pleno, con el apoyo de una moción de Ferrol en Común demandando la creación de un monumento a las víctimas del franquismo.

Más de dos horas de pie

No obstante, el colectivo más numeroso fue el formado por 70 vecinos de Covas que contrataron un autobús para hacer llegar personalmente al gobierno y al resto de la corporación el malestar que reina en esa parroquia y que hacen extensivo al resto de la zona rural. Se apearon en Correos y recorrieron las calles Concepción Arenal y Dolores a modo de manifestación, provocando una pequeña retención de tráfico intencionada en el paso de peatones por el que se accede al consistorio. Cuando entraron en el salón de sesiones, los asientos ya estaban todos ocupados, por lo que permanecieron más de dos horas de pie, portando carteles en los que exigían saneamiento, desbroces, aceras y actividades. Sus reclamaciones tuvieron el apoyo de una moción del PP, en la que se denunciaba la «discriminación histórica» que sufre la zona rural y que, según los populares, se acrecentó en el mandato de Jorge Suárez, por la falta de desbroces y de mantenimiento de los viales, así como por la carencia de servicios básicos como el agua y el saneamiento.

El presidente de los vecinos de Covas, Manuel Sendón, tomó la palabra para incidir en esa discriminación histórica, asegurando que la mejoría experimentada en Ferrol en los últimos 25 años no se reflejó en sus parroquias, por lo que demandan de la corporación «un compromiso co desenvolvemento e a dinamización da zona rural», con la que estiman hay una deuda de más de 25 millones de euros. Sendón le solicitó al alcalde la celebración de un pleno extraordinario en la parroquia de Covas para tratar las demandas de los representantes vecinales del rural ferrolano. Planteó, asimismo, la necesidad de adquirir compromisos a nivel de los partidos políticos, a fin de garantizar que cuando cambien los concejales este acuerdo siga vigente.

Lo que finalmente se sometió a aprobación a través de la moción del PP suscitó un acalorado debate, que incluso llegó a hastiar a los vecinos, que decidieron abandonar el salón en mitad de las intervenciones, manifestando: «Non viñemos a un mitin». Finalmente, y después de que todos los grupos reconocieran esa deuda histórica e incluso aceptaran su parte de culpa, los populares accedieron a votar los tres puntos de la propuesta por separado. Así, el relativo al compromiso con la mejora de la calidad de vida de los vecinos de la zona rural plasmado en una dotación real y suficiente, como mínimo de 1,5 millones de euros, salió adelante con 23 votos a favor y dos abstenciones del BNG. El segundo punto, en el que proponía iniciar de forma inminente los trámites necesarios para ejecutar el proyecto de saneamiento que dejó el anterior gobierno popular, también se aprobó con los votos del PP y Ciudadanos, las abstenciones del gobierno y el PSOE y los posicionamientos en contra del BNG y Esther Leira. El tercer y último punto de la moción, en el que se planteaba la descentralización de las actividades lúdicas y formativas hacia el rural, se aprobó por unanimidad.