Montse Lugrís: «La gran diferencia entre Noruega y España son las condiciones laborales»

b. antón / i. valerio LA VOZ

FERROL CIUDAD

cedida

Hace cinco años, Montse Lugrís cambió la ría ferrolana por el fiordo de Molde, un pueblo situado al noroeste de un país que, para ella, es el prototipo de la «sociedad del bienestar»

21 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida de Montse Lugrís (Ferrol, 1979) dio un giro inesperado en el año 2012, cuando a esta joven ingenera industrial formada en la Escuela Politécnica le surgió una oportunidad laboral que ella ni buscaba ni se había planteado jamás. Por aquel entonces, Montse era empleada de Dinain -una empresa naronesa auxiliar de Navantia- y, en un reunión de trabajo con representantes de la firma noruega Brunvoll AS, le comentaron que en sus oficinas de Molde necesitaban a jóvenes profesionales como ella. Sin pensárselo demasiado, la ferrolana les envió su currículum y en menos de un pispás se vio haciendo las maletas para trasladarse al país nórdico.

Aunque reconoce que le costó dejar su tierra, la despedida finalmente no resultó tan dura, ya que el novio de Montse - Francisco Anidos Ferreira, ferrolano como ella y economista de profesión- también consiguió trabajo en la misma firma noruega. Allí se marcharon los dos hace ya cinco años y, tras este lustro de experiencias en Molde, el balance no podría ser mejor, al menos en lo profesional. «La principal diferencia entre Noruega y España son las condiciones laborales. Aquí trabajamos de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, tenemos cinco semanas de vacaciones al año y el tiempo extra que pasas en la oficina, aunque solo sean cinco minutos, siempre te los pagan», apunta Montse al otro lado del teléfono. «Además, aunque yo no soy madre, me llaman muchísimo la atención las ventajas que tienen aquí los padres: las mujeres pueden disfrutar de una baja maternal de un año, los hombres tienen un permiso de cuatro meses y por cada niño reciben una ayuda estatal hasta que cumple 18 años», explica la ferrolana.

Por todo ello, Montse cree que Noruega es el ejemplo perfecto de una idílica «sociedad del bienestar», aunque las condiciones laborales y sociales no son lo único que alaba de su país de acogida. También echa flores a sus paisajes, que son «espectaculares», y se entusiasma al hablar de la aurora boreal, que ya ha podido ver en cuatro ocasiones.

Pero como toda moneda tiene su cara y su cruz, en la aventura noruega de Montse también se pueden encontrar algunas sombras. «Los inviernos son duros, porque anochece muy temprano, y si encima te toca un día nublado, ya casi no ves la luz del sol (...). Y aunque la gente es muy agradable, les cuesta mucho abrirse y resulta complicado que te abran las puertas de su casa», advierte Lugrís.

Además, echa mucho de menos salir a cenar o de tapeo, algo que le resulta complicado porque, en primer lugar, Molde es un pueblo pequeño, de unos 19.000 habitantes, en el que apenas hay siete u ocho restaurantes. Y en segundo lugar, porque el «ocio en Noruega es carísimo», por lo que la mayoría de la gente, en vez de salir a cenar por ahí, opta por reunirse en casa con los amigos.

Por eso no resulta extraño que a Montse le siga atacando la morriña de vez en cuando y que incluso se haya planteado regresar a Galicia en más de una ocasión. Pero, de momento, la balanza sigue inclinándose hacia Noruega. «Dicen que en España ahora hay más trabajo, pero las condiciones que hay aquí no tienen ni punto de comparación con las de allí», reflexiona en voz alta desde su casa noruega. Mientras no se dan las condiciones para el regreso, Montse sigue viendo pasar la vida en Molde, entre fiordos y bajo el baile de luces de la aurora boreal.

Ferrolanos por el mundo

MonsteLugrís contó ayer su experiencia en la seccionFerrolanos por el mundo, de Radio Voz Ferrol (FM 105.4). Este espacio ya ha prestado sus micrófonos a ferrolanos de Suecia y Brasil y en las próximas semanas buscará a otros por todo el mundo. Quienes quieran participar y contar su experiencia pueden enviar un Whatsapp al 673 156 824.