Isabel Ordaz es Gertrudis en Cabo Prior

FERROL CIUDAD

Alicia Freire

La «Hierbas» de «Aquí no hay quien viva» da voz a la madre muda de Hamlet en una pieza rodada en los faros de Ferrolterra bajo las órdenes de la cedeiresa Alicia Freire

03 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Para los amantes del universo catódico, Isabel Ordaz siempre será «la hierbas», una de las caras más conocidas de la estridente y surrealista galería de personajes de la serie Aquí no hay quien viva. Pero existe otro gran público -el que puebla teatros y venera el cine independiente- que no se cansa de alabar su inmenso talento para el drama y la tragedia. Para Alicia Freire, guionista y directora cedeiresa que hace ya casi veinte años trabajó con ella en Madrid, Ordaz es simplemente una actriz «enorme», además de una vieja amiga con la que, por carambolas del destino, se acaba de reencontrar para hacer realidad un sueño cinematográfico que desprende aroma atlántico.

El proyecto se titula MamaHamlet y se trata de un ensayo audiovisual preliminar basado en un monólogo «shakesperiano» escrito por la propia Ordaz, ambientado en un faro frente al mar y en el que la actriz da vida a Gertrudis, la madre de Hamlet. Es lo que en la jerga del sector denominan «working progress», una pequeña pieza audiovisual que a Ordaz y Freire les servirá como «carta de presentación» con vistas a buscar financiación para el rodaje de un largometraje o mediometraje definitivo.

El inicio de esta ambiciosa empresa comenzó el pasado mes de agosto, cuando la actriz se puso a las órdenes de la directora cedeiresa para rodar las escenas de su obra en diferentes balizas de la costa ferrolana. Y, según explica Freire, todo surgió por un «cúmulo de coincidencias». «Tras mucho tiempo sin vernos, hace poco tiempo contacté de nuevo con Isabel, la invité a visitarme durante una semana en mi casa de Ferrol y lo que empezó planteándose como unas vacaciones terminó por convertirse en una semana de duro trabajo de rodaje», explica la realizadora.

Antes de poner rumbo a Ferrol, Ordaz le habló a Freire de su texto, la cedeiresa le contó que en esta zona había muchos faros y que tenía medios para el rodaje... Y entremedias surgió la posibilidad de visitar todos esos seductores puntos de luz de la mano de Mercedes Aranceta, farera de Cabo Prioriño Chico y gran amiga de Alicia Freire.

Fue así como, casi sin habérselo propuesto, Ordaz y la cedeiresa comenzaron un periplo que las llevó a filmar el «working progress» de MamaHamlet en diferentes faros de la comarca, desde Prioriño Chico a Estaca de Bares, aunque el grueso del rodaje se llevó a cabo en Cabo Prior. «El paisaje me fascinó, porque me pareció muy salvaje, y también me quedé cautivada por la luz de Galicia, que es absolutamente mágica», cuenta al otro lado del teléfono Ordaz, ya de vuelta en Madrid, donde ahora se prepara para salir de gira por Sudamérica con la obra He nacido para verte sonreír.

En Mamahamlet, esta veterana actriz de largo recorrido devuelve la voz a Gertrudis, la madre de Hamlet a la que Shakespeare silencia en la obra, a pesar de que se trata de un personaje «crucial», ya que es ella quien, en cierta manera, desencadena la tragedia. «Yo quise devolverle la voz en este texto y no sé por qué me la imaginé dentro de un faro hablándole a Shakespeare y reprochándole que no le dedicase al menos unos pocos versos para mostrar su alma en la obra», explica Ordaz.

Ese cara a cara entre Gertrudis y su creador transcurre justo después de morir ella envenenada, cuando la madre de Hamlet recobra la vida en una playa con el mismo paisaje que San Xurxo. «Es un personaje que está vivo pero muerto al mismo tiempo, que vive entre dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, y el paisaje de la costa ferrolana encaja muy bien con esa atmósfera de la historia. Es altamente narrativo y muy poético», dice la actriz.

Ahora ya solo queda que Alicia Freire finalice el trabajo de montaje... Y que a algún productor le guste tanto como para financiar la versión definitiva de un sueño «shakesperiano» que lleva la firma de una actriz «capaz de reventar las cámaras con la mirada», en palabras de la cedeiresa.