El portaviones completa su ocaso

FERROL CIUDAD

El «Príncipe de Asturias» ya está en la costa de Aliaga, en Turquía, el lugar donde será desguazado por la firma otomana Leyal Demtas durante los próximos cinco meses

29 ago 2017 . Actualizado a las 17:45 h.

El portaviones Príncipe de Asturias vivió diecinueve puestas de sol en alta mar desde que salió de Ferrol, el que había sido su hogar durante los últimos años. El último ocaso fue el de anoche, justo cuando estaba rozando la costa turca. El buque ha completado en la mañana de este martes su viaje final, ese que muchos no querían que se produjese, pero que se sabía que llegaría en algún momento después de iniciado el proceso de enajenación. Los dos campos de fútbol de eslora pronto se convertirán en un amasijo de hierros. La firma otomana Leyal Demtas, socia de la madrileña Surus Inversa, será ahora la encargada de su conversión en chatarra en las amplias instalaciones con las que cuenta.

A última hora del lunes, el portaviones se encontraba navegando las últimas millas en el mar Egeo y los tripulantes del remolcador, el Alice One, vieron finalmente tierra de madrugada. En la jornada de este martes se produjo el intercambio entre esa embarcación y una turca, que fue la que arrastró el Príncipe de Asturias hasta el muelle en el que quedará varado en los próximos meses. El proceso, a partir de ahora, consistirá primero en la limpieza del interior del barco, en el que todavía podría haber algún cable, restos de equipo electrónicos o residuos que se hayan generado durante la navegación. Además, se retirarán los líquidos.

El «Alice One» se despide

El de este martes también será probablemente el último día en el que el Alice One vea al que ha sido su compañero de viaje durante las últimas semanas. En primer lugar, retirarán el tren de remolque principal y, a continuación, el de emergencia, que como se preveía no ha sido necesario. La embarcación del Grupo Ibaizabal y sus ocho tripulantes se irán posteriormente a otro destino.

En cuanto al portaviones, la comentada limpieza del casco durará unos dos meses, para luego dar paso al corte de la chapa, que se extenderá tres o cuatro meses más. Por lo tanto, el aspecto de buque lo seguirá teniendo, pero no se le volverá ver surcar las aguas nunca más. Eso sí, el apego a la Armada será hasta el último minuto, pues a España seguirán llegando informes del estado del portaviones en cada momento. El final de la historia del que fue buque insignia se acerca.