Los castrexos se hacen con Esmelle

Icía Rodríguez FERROL

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Este año se sirvieron un total de 250 raciones de comida en una fiesta que cada vez suma más visitantes

20 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Un torno «á roda», mucha comida y un ambiente familiar son algunas de las piezas que hacen de la Romaría Castrexa de Esmelle una cita única que ya suma dieciséis ediciones. Desde las 12.30 horas las familias llegaban y se instalaban en las mesas para pasar el día junto al castro, al son de la murga tradicional O Ghusto do Boi. Después del pregón a cargo del gerente de Bodegas El Paraguas y el druida Paulino Gasalla, comenzaba la comida castrexa, compuesta por paella, churrasco, pan, postre y café. Silvia Santaya, al frente de los fogones preparaba las 250 raciones de paella para todos los comensales desde el mediodía, para empezar a servir sobre las 14.30 horas.

Sin embargo, no todo fue comer. Los hermanos Julio y Pepe Cambre llegaron desde Buño para hacer un taller de alfarería, oficio que está en sus horas bajas. «Non é rentable e pérdese, hoxe non hai quen o aprenda. Hai anos chegamos aos 80 alfareiros, hoxe apenas quedamos 15», apuntaba Julio Cambre. Otra de las opciones de entretenimiento vino de la mano de Ghazafellos, con su espectáculo O vendedor de fume. A mayores también se podían recorrer los diferentes puestos de artesanías que se instalaron desde por la mañana, entre los cuales estaba el de Ángeles López, una ferrolana que hace accesorios de cuero y que también se animó a participar en uno de los talleres de moldeado de barro de los buñeses.

Esta cita, que empezó siendo una manera de reivindicar la importancia del Castro de Esmelle se acabó convirtiendo en una fiesta cálida que reúne a todos los vecinos de la zona caracterizados de castrexos, a excepción de alguno que acude disfrazado de romano. Es, por ejemplo, el caso de Bryan Garcés, de Ferrol, que lleva años acudiendo y apunta que lo que más le gusta de esta reunión es el folclore y la tradición. También están los que prefieren venir vestidos de diario, como Javier Tomé, que acude por primera vez a lo que asegura que es «una romería muy familiar, con buen ambiente».

Mariví Fernández ha seguido el protocolo y luce un vestido azul con decoraciones de la cultura castrexa, y dice que viene por «la reunión con los vecinos y poder compartir algo entre todos».

Este sentimiento de unión se puede percibir nada más llegar al claro en el que se celebra, justo al lado del antiguo castro, que aún parece tener alguna oportunidad de ser conservado gracias a la preocupación de los vecinos de Esmelle.