Los centros cívicos de Ferrol Vello y Canido, al ralentí por falta de servicios

FERROL CIUDAD

ANGEL MANSO

La precariedad reina en unos edificios para uso vecinal cuyas obras se demoraron

13 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las asociaciones de vecinos de Canido y Ferrol Vello estuvieron años a la espera de locales adecuados para el desarrollo de sus respectivos programas de actividades. La paciencia llegó al límite en alguna ocasión y se llegó a evidenciar como protesta pública, como la concentración desarrollada en noviembre del 2015 por la entidad vecinal de Ferrol Vello para reclamar al Concello la entrega de las llaves de su local. Pese a ello, las renovadas instalaciones no abrieron sus puertas hasta septiembre del año pasado y lo hicieron con importantes carencias, como la falta de un ascensor que no llegó a estar operativo hasta hace unos meses.

Las obras en este edificio habían comenzado en la primavera del 2010. Se trata de un inmueble de dos plantas cuya concesión está en manos de la entidad vecinal por un acuerdo plenario del año 1982.

Pese al tiempo transcurrido, las instalaciones todavía carecen de algunos equipamientos muy necesarios, según indica la presidenta vecinal, Maite Fernández, como el sistema de distribución de datos a todas las salas del local y la dotación de ordenadores para poder desarrollar las clases de informática, que el curso pasado no se pudieron impartir. Maite Fernández señala que también necesitan una pantalla de televisión para proyectar vídeos y «tener entretenida a la gente mayor».

Según la directiva vecinal, en realidad el de Ferrol Vello no es un centro cívico, aunque en la firma del convenio para la rehabilitación figure así, debido precisamente a que está cedido a la asociación desde hace más de 30 años. De ahí que no incluya ambigú, como ocurre en el resto de centros cívicos, y que la limpieza la tenga que realizar la propia asociación.

Mudanza

El otro edificio para uso vecinal de prolongada espera es el del barrio de Canido. El inmueble está ubicado en la calle Pérez Parallé y supuso una inversión de 930.000 euros, financiados por el Plan Urban. El gobierno local preveía abrirlo a finales del 2015, pero no fue así y la única ocupación que tiene ahora mismo es la de la asociación cultural Muíño do Vento.

La asociación de vecinos O Cruceiro pretende hacer la mudanza para el nuevo local el próximo mes de septiembre. Y lo hará «en precario», según indica su presidente, Roberto Taboada, motivo por el que están llevando a cabo una «campaña de reclamacións» ante el Concello.

En esta línea, explica que la concesión de la cafetería aún está pendiente de adjudicar, al igual que la dotación de equipos para el local de la asociación de vecinos. Taboada destaca como lo más urgente la necesidad de colocar estores en el salón de actos, porque entra tanta luz del exterior que no permite desarrollar actividades audiovisuales y los días de mucho sol ni siquiera se puede estar dentro. También falta por resolver el tema de la limpieza, todavía no hay conserje y tampoco disponen de equipos para proyecciones ni de sonido.

Ahorro a las arcas públicas

A pesar de esa precariedad de medios, la asociación pretende reinstalarse en septiembre «para deixar de consumir recursos públicos innecesariamente», apunta Roberto Taboada, en alusión al pago del alquiler, por parte del Concello, del local en el que están ahora.