El «Príncipe» que se convirtió en rana

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Sin apenas carrera militar, el portaviones se quedó obsoleto y la Armada lo sustituyó por el «Juan Carlos I»

09 ago 2017 . Actualizado a las 13:56 h.

Los lamentos, ahora que se acerca el adiós, son cada vez más entre las personas de la Marina y de Navantia que conocieron de cerca el portaviones, pero ya no hay vuelta atrás. El Príncipe de Asturias se despide este miércoles de Ferrol, adonde regresó más de tres décadas después de su nacimiento. 

¿Cuál fue la trayectoria del portaviones?

El Príncipe de Asturias fue construido en los astilleros de Bazán entre 1979 y 1982, y en 1988 se convirtió en el buque insignia de la Armada, con un presupuesto de 630 millones de euros. Desde entonces, pasó por la guerra del Golfo o el conflicto de Yugoslavia, pero su carrera militar de calado no fue más allá. Por el coste que suponía una modernización profunda, se fue quedando en el olvido, hasta que en diciembre del 2013 fue dado de baja. 

¿Cómo acabó llegando a la situación actual?

Después de que se barajase la posibilidad de comercializarlo a una Marina de otro país, la opción se dio por descartada y se decidió la convocatoria de la pertinente puja, para que se presentasen ofertas y fuese retirado de Navantia. Defensa fijó las condiciones en enero del 2016, pero la primera subasta, con un presupuesto base de 4,8 millones y a la que se presentaron diez empresas, quedó desierta. El precio de salida bajó hasta los 2,4 millones para el segundo intento, que dio inicio el 6 de septiembre del año pasado. Finalmente, la UTE formada por Surus Inversa y Leyal Demtas se hizo con el portaviones a finales de ese mes por un importe de 2,7 millones. A pesar de que hubo ideas de convertirlo en museo flotante, el buque será desguazado en Turquía.

¿Podría haber sido otro el devenir del buque?

En una entrevista concedida a La Voz, el primer comandante del Príncipe de Asturias, Alfonso de León, aseguraba que podría haber durado «muchísimo más, hasta los 40 años de actividad». Sin embargo, se quedó obsoleto demasiado rápido y la Armada tenía el deseo de poseer un buque anfibio, como el que lo sustituyó: el Juan Carlos I, ahora unidad insignia de Defensa. No obstante, De León explicaba que el nuevo «no tiene tanta velocidad y no soluciona tan rápido los problemas de viento a la hora de despegar», pues el portaviones «daba muchas facilidades a las aeronaves». 

¿Qué queda de él?

Más bien poco. Nada más llegar a Navantia, vía A Graña para retirar el combustible, el 8 de febrero del 2013, se procedió a su desarme. En los últimos meses, se acabaron de desmontar todos los equipos, varios de los cuales procedían de Estados Unidos, que también dio luz verde. En el interior, de hecho, apenas queda «alguna silla», comentaba un operario. En total, según los pliegos técnicos, viajarán a Turquía ocho millones de kilos de distintos materiales, sobre todo acero.