La placa de la plaza de España

José Picado DE GUARISNAIS

FERROL CIUDAD

30 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Finaliza el mes de julio, uno más desde el golpe de estado de 1936 que desembocó en la mal llamada Guerra Civil y la posterior dictadura franquista. Un año más desde que Pablo Greiff, relator especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, emitiera en 2011 el demoledor informe contra el Estado español por su alejamiento de las víctimas. El mundo occidental, los países con mayor nivel de desarrollo, han conocido de manos de un experto objetivo y su equipo de investigación la situación del caso español con relación al «duelo» de aquellos terribles sucesos. En el informe se explica qué es el Valle de los Caídos y cómo han ido a parar allí los restos de miles de personas sin que sus familiares lo supieran. Que en España está en vigor una Ley de Amnistía, de dudoso encaje jurídico en cualquier otra democracia avanzada. Y que todavía existen en cientos de pueblos y ciudades símbolos franquistas, al tiempo que se mantienen parte de los archivos cerrados y se oculta información. No se constituyó, como suele ser habitual, una Comisión de la Verdad, ni tampoco se incluyeron informaciones objetivas en los distintos planes de estudios. Falta por realizarse la exhumación de miles de cuerpos, la devolución de mucho patrimonio expoliado y el encuentro de demasiados casos de niños robados al nacer. De todo esto trata el informe que el Estado español, y particularmente su gobierno, ningunea.

 Un julio más en el que hablar de este déficit humanitario en Ferrol tiene especial trascendencia por razones obvias. Aunque en los últimos años el debate se focalizó en un símbolo, en unas toneladas de bronce que representan a Franco montando a caballo y su retirada de la plaza de España. Este mes de julio que ahora termina, a diferencia de los anteriores, presentó dos novedades. Se debatió en el pleno municipal la propuesta para cambiar el nombre de la plaza y ponerle el nombre de la puerta de la muralla que estaba en ese lugar, cuando había muralla y no había plaza. Fue rechazada, lógicamente. Y por otra parte se escuchó la iniciativa de la congresista Díaz de fundir la estatua de Franco y con el bronce hacer una nueva escultura de desagravio a las víctimas franquistas. El recorrido de esta iniciativa se intuye corto sin visos de prosperar. En la plaza de España ya no está la escultura de Franco a caballo, pero sí está la placa grabada en piedra que recoge el agradecimiento de la ciudad al caudillo por la urbanización de la plaza que simbolizaba al nuevo Ferrol, con la fecha del año 1953 y siendo alcalde José Manuel Alcántara Rocafort. Allí está, justo al lado del Café Avenida, en el portal número 28, incrustada en la pared, resistente al paso de otro mes de julio, de otro año más.