Plaza

Antía Urgorri Serantes
Antía Urgorri EL ACUARIO

FERROL CIUDAD

29 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando saltaba esta semana la polémica sobre si se debía cambiar o no el nombre de la plaza de España, advertí que había borrado prácticamente de mi mente el aspecto de la antigua plaza. Sí imágenes sueltas, recuerdos aislados, colores, olores... Que todo mezclado lanzaron al cerebro el siguiente mensaje: la plaza de antes me gustaba más.

Cuando uno es pequeño todo parece MÁS -más grande, más bonito, más lento...-. Debe ser por eso que recuerdo la plaza por la que cada fin de semana accedíamos la familia a Ferrol, allá por los años noventa, enorme, majestuosa, verde, frondosa y con mucho tráfico. La recuerdo como una gran plaza propia de una gran urbe.

Para comprobar si erraba, buscando en el archivo fotográfico de La Voz aparecen imágenes antiguas de la plaza de España. Aquellas isletas cargadas de árboles de gran porte que custodiaban la entrada a la ciudad. También los altos edificios que presidían la plaza y que ahora, pese a ser los mismos, son menos altos, más normales, menos imponentes. Los diseños florales que decoraban la isleta central.

Hoy en día se echan de menos árboles frondosos, verde, flores, otro tipo de suelo, gente, niños merendando, una sombra en la que cobijarse, unos locales en activo, negocios, y hasta a veces ruido.

Desde que existe la nueva plaza de España, gobierno municipal tras gobierno municipal han ido ideado cambios y reformas para que el resultado sea mejor. Pero el resultado siempre es el mismo. Una explanada gris y desangelada, de paso. Sin ningún atractivo por el que quedarse.