El portaviones ya está vacío

FERROL CIUDAD

JOSÉ PARDO

El «Príncipe de Asturias» aguarda la luz verde de España y Turquía para partir

25 may 2017 . Actualizado a las 18:30 h.

El sol cae a plomo en el muelle de Navantia sobre el que, durante muchos años, fue el buque insignia de la Armada. Los cerca de ochocientos marinos que llegaron a ir a bordo entonces del Príncipe de Asturias contrastan, sin embargo, con los escasos operarios que ahora visitan sus entrañas, en las que no queda prácticamente nada.

Fuentes de la empresa encargada de la preparación de su desguace en España, Surus Inversa, aseguran que esta semana está previsto que acaben las tareas en el interior del barco. En menos de un mes debería estar saliendo entre castillos rumbo al puerto de Aliaga, en Turquía, donde la otra parte del consorcio adjudicatario de la subasta, la otomana Leyal, se encargará de convertirlo definitivamente en chatarra.

La salida inminente, eso sí, se prevé imposible por la falta de dos flecos fundamentales: la luz verde tanto de la autoridad competente de tránsito (España) como de destino (Turquía) en relación al traslado transfronterizo de residuos. En el caso español, la autorización deberá llegar desde el Ministerio de Medio Ambiente, en base a lo acordado en el Convenio de Basilea de 1998. Una vez Surus consiga ambas certificaciones, presentará el plan de remolque a Capitanía Marítima para que el buque pueda ser transportado a Aliaga.

Cuando el buque atracó en Ferrol en el 2013, la Armada retiró una serie de elementos. Desde entonces, hasta que se adjudicó la subasta, apenas hubo movimientos en su interior. Hasta este mes, que comenzó con la elaboración del inventario de materiales potencialmente peligrosos.

En este momento, siguiendo el pliego de prescripciones técnicas para su reciclaje, se están llevando a cabo los trabajos de acondicionamiento consistentes en el tapado de las tomas de mar, las descargas al costado por debajo de la flotación o el trincado de elementos que puedan estar sueltos dentro del barco para su transporte. Se sellaron, entre otros elementos, el timón y el ascensor de aviones en la cubierta de vuelo.

Además, ha habido que comprobar la desgasificación de los espacios cerrados, señalar todos los compartimentos que puedan contener una atmósfera pobre en oxígenos, precisar todas las zonas donde puedan existir problemas de integridad estructural y garantizar la estabilidad del buque para su traslado. Se encargan, coordinadas por Surus, empresas auxiliares de Navantia, como Pérez Torres. El adiós, por lo tanto, se acerca.