Los pequeños de tres a cinco años aprenden a comunicarse con su compañero Xavi, ya que pierde oído cada mes, porque sufre el raro síndrome de Russell-Silver
24 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Hay 20 alumnos del colegio Ponzos que todavía no han aprendido a escribir y conocen pocas letras, pero ya se defienden con la lengua de signos. La estudian por su compañero Xavi Vázquez, que sufre el síndrome de Russell-Silver, una dolencia tan rara que solo afecta a uno de cada 100.000 niños. Cada mes que pasa Xavi aprende más cosas, pero escucha peor, debido a que su enfermedad va multiplicando sus problemas de oído. No le quedaba otra que aprender una lengua para hablar con las manos, pero no se ha quedado solo en estas clases. Lo acompañan casi todos sus compañeros. «Es la primera vez que doy clase a unos niños tan pequeños y al principio estaba un poco asustada, pero les encanta aprender y hasta tienen detalles conmigo. Enseguida han sabido que tienen que hablarme cuando les miro, porque tampoco oigo, cuando uno se despista el otro le avisa», cuenta Teresa Gallo, la profesora encargada de dar este curso cada martes.
Los pequeños del Ponzos acompañan a Xavi en esta aula, pero tampoco se quedará al margen en adelante, al igual que otros niños con estas necesidades del centro. «Es una de las mejores vías de integración que existen, si más personas supiesen los signos sería ideal», cuenta una docente que recalca que los signos son una lengua reconocida, no un lenguaje.
Gracias al Anpa
La Asociación de personas xordas de Ferrol imparte estas clases a todos los colectivos que se lo piden. En la comarca ya han dado formación en colegios (el próximo será en las aulas de Ares y el curso que viene en Valdoviño). Fue la asociación de padres del Ponzos la que promovió una actividad en la que también se implicaron los mayores. «Se están turnando los padres para acudir a las clases y yo les leeré pronto un cuento en lenguaje de signos», cuenta Eulalia Terrón, la madre de Xavi, y que está conmovida con el apoyo. No es la primera vez que tienen grandes detalles con Xavi: la función de Navidad terminó con una canción con gestos para que él la entendiese. Tiene cuatro años y pesa poco más de cuatro kilos, así que sus compañeros le sacan una cabeza, pero él está feliz entre ellos.
Por si fuera poco las clases de lengua de signos contribuyen al desarrollo de los niños. «Fomenta la psicomotricidad y la atención visual, las planteamos como un juego y no solo aprendemos signos, también dibujamos y hacemos actividades», explica Teresa a través de una intérprete. Y lo hace para recordar que cualquier persona sorda puede solicitar el servicio Ilse (un traductor de signos) para hablar por teléfono o hacer cualquier gestión.
En la comarca hay más de un millar de personas que no escuchan y más de la mitad viven en la ciudad, pero no suelen sacar partido de todos los recursos que ofrece la entidad. «Los pequeños del Ponzos han demostrado una mentalidad muy abierta, como si estuviesen aprendiendo inglés, esto sirve para que se comuniquen con sus compañeros, pero sobre todo para que se normalice la situación de las personas que no oyen en la sociedad», recalca Teresa.
Sus nombres
Lo que más les gusta aprender son nombres, en especial los suyos o los de sus padres. «El curso solo consta de diez horas, ahora que lo han probado nos gustaría que fuese más largo, pero trataremos de darle continuidad el curso que viene», cuenta uno de los promotores, que esperan nuevos recursos para este centro para que Xavi pueda seguir expresándose sin limitaciones, como han logrado hacer hasta ahora.
Servicio de la Asociación de personas xordas de Ferrol. Una de las prestaciones que ofrecen son los cursos de la lengua de signos tanto en colegios como a colectivos. Han estado en facultades y en otros centros.
Dónde solicitarlos. En la sede, ubicada en el número 65 de la calle Rubalcava.
Teléfono: 981 35 11 56.
Intérpretes. También cuentan con servicio de intérpretes.