«Muchas veces hacemos más que lo que se ve en CSI»

FERROL CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Victoria Lareu,  directora del Instituto de Ciencias Forenses de la USC, imparte mañana una charla en Ferrol

10 may 2017 . Actualizado a las 10:14 h.

Mañana, jueves • Biblioteca Central • 19.30 horas • entrada libre y gratuita •

Victoria Laureu se encuentra al frente de unos de los centros de genética forense más importantes del mundo. En Compostela comanda el «CSI gallego», como llaman algunos al Instituto de Ciencias Forenses de la Universidade de Santiago, un centro que a menudo sale en los medios de comunicación por su papel en el esclarecimiento de sonados casos criminales o por actuaciones como las llevadas a cabo tras los atentados del 11-S y del 11-M. De la mano del ciclo de divulgación Imos contar a ciencia, mañana estará en la Biblioteca Central para impartir la charla ¿Qué puede contarnos la genética forense? CSI verdades y mentiras.

 -¿Está de acuerdo con aquellos que comparan su trabajo con el CSI televisivo?

-En la serie de televisión algunas de las cosas que salen son verdad, pero otras, lógicamente, son pura ciencia ficción. De ahí que en el título de la charla haga mención a las «verdades y mentiras» de CSI. La comparación no está mal, pero con matices. No todo lo que sale en la serie responde a la realidad y muchas veces incluso podemos hacer más que lo que se ve en ella.

-¿Cuáles son los últimos avances en genética forense?

-Lo más novedoso ahora mismo es que, a partir de una pequeñísima muestra biológica, por ejemplo de sangre o saliva, se puede obtener mucha información, aunque de no sepamos nada del origen de esa muestra ni tengamos con qué compararla. Imagínate que esa muestra aparece en la escena de un crimen y no pertenece a la víctima, ni tampoco aparece en los perfiles genéticos de las bases de datos de interés criminal. Pues ahora, con las nuevas técnicas, podemos saber si esa muestra es de un hombre o de una mujer, determinar su origen biogeográfico -si es subsahariano, europeo, nativoamericano, asiático, etcétera-, también el color de los ojos, el color del pelo y la edad. Y luego, valiéndonos de todos esos datos, podemos hacer una especie de retrato robot de la persona a la que se busca.

-¿Muchos casos complicados?

-La dificultad depende en gran medida de la calidad de la muestra. En estos momentos nos llegan muchos casos complicados de paternidades cadavéricas, que es cuando el presunto padre ya ha fallecido y las características de la muestra están muy degradadas. También estamos trabajando en la determinación del origen biogeográfico de los soldados enterrados en Nueva Zelanda tras la Segunda Guerra Mundial, porque el Gobierno japonés quiere recuperar los restos de los miembros de su ejército y llevarlos a su país. Y además, atendemos muchos casos de criminalística: asesinatos, agresiones sexuales...

-¿Cuesta financiar todo ese trabajo?

-La Xunta y la Universidad nos apoyan, pero esa ayuda no es suficiente, porque no alcanza los 200.000 euros anuales, por lo que siempre estamos a expensas de lo que podamos conseguir a través de los proyectos de investigación. Muchos de nuestros investigadores no tienen nómina en la Universidad, sino que dependen de contratos vinculados a esos proyectos. Pero ¿qué pasaría si esos proyectos nos fallan algún día? Necesitamos más apoyos para garantizar el futuro del centro sin tener que depender de esa línea de ayudas.