«La música te da compensación y un cierto estado de felicidad»

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL

FERROL CIUDAD

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El cantante gaditano sostiene que su público «tiene un alto sentido de la sensibilidad»

03 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mañana, jueves • 21.00 horas • 7 euros • capilla del Torrente Ballester • Nueve años después de su último concierto en la ciudad, el cantante gaditano Javier Ruibal (Puerto de Santa María, 1955) regresa a una tierra en la que ha protagonizado muchos conciertos «entre amigos» y de la que espera marcharse tras haber logrado, una vez más, la magia con su público. 

-Cumplió recientemente 35 años de trayectoria. ¿Cómo recuerda sus comienzos?

-Llenos de dudas y de mucha ilusión. Sobre todo quería hacer una música que no oyera por ahí. Buscaba, dentro de lo posible, ser original, y para ello fui trazando un camino en el que fui mezclando músicas que a mí me emocionaban y con esos mimbres fui haciendo la mía propia, que tiene mucho de flamenco y de africana y de árabe, y también de rock. Así fueron los inicios, con paciencia... y una canción detrás de otra.

-Dice que buscaba un estilo propio y lo consiguió, porque sigue siendo muy complicado ponerle etiquetas.

-Ser diferente puede salirte bien o mal, también puede apartarte de los espacios de más audiencia. He querido hacer una música cargada de emotividad, de frescura y de alegría, quería tener cierta vinculación con la tradición sin convertirme por eso en alguien que repitiese esquemas. Con los textos es importante no perder la referencia poética del español, que es un idioma riquísimo.

-¿Es la suya la poética de lo cotidiano, mezclada con tintes reivindicativos, sin ser la esencia única de su música?

-Considero que primero estamos haciendo una obra artística, pero entre líneas tiene que haber siempre otras cuestiones, que son las que nos inquietan, las cosas que hacemos mal los unos contra los otros, pensando en que hay que remediar eso.

-¿Cuál es el balance de estas tres décadas?

-Pues no ha sido una travesía en el desierto. La música es un espacio para expresarse y disfrutar. Encuentras compensación y cierto estado de felicidad. El hecho de permanecer ya te da sentido y cuando haces recuento después de un montón de años, te das cuenta de que no ibas desencaminado y has hecho las cosas bien, con un repertorio de una cierta coherencia y con un público que tiene un alto sentido de la sensibilidad.

-Ha compartido escenario con muchos artistas. ¿Con quién no ha podido y le hubiera gustado hacerlo?

-He compartido escenario con personalidades tremendas del jazz, del rock, del flamenco... Me emociona tanto cantar con Miguel Ríos como con Carmen Linares, con Martirio, con Tomasito. Me hubiera gustado hacerlo con Paco de Lucía y con Enrique Morente.

-Su hijo es músico suyo y productor de su último disco. ¿Cómo es trabajar con la familia?

-Tanto él como yo trabajamos juntos porque nos imponemos disciplina, rigor y profesionalidad. Es doblemente emocionante cuando ves que tu hijo produce tu disco, lo arregla, produce todo el espectáculo y además toca. Es indescriptible. Además, mi hija, que es bailaora, baila una o dos canciones. Ellos tienen sus valores por sí mismos, no porque sean hijos míos.

-¿Qué siente cuando un seguidor le dice que ha crecido con el «Pelao», la Pensión Triana o la Isla Mujeres?

-Siento cosas bonitas, alegría y también sorpresa porque uno nunca sabe hasta donde llega lo que crea. De pronto, en un rincón de México te dice que descubrió algo tuyo y le influiste decisivamente. Por otro lado, pienso que debo de estar mayor, que ya son muchos los que vienen a hablarme de discos antiguos (risas).

-Hace nueve años de su último concierto en Ferrol. ¿Qué recuerdos tiene? ¿Y de la sala Casablanca?

-Mucho antes de ese verano del 2008 iba a Casablanca una vez al año. Con Miguel al frente, siempre fue un lugar al que ibas a hacer un buen puñado de amigos, que me brindaron mucho afecto.