Usuarios de la línea de Monbus se quejan de la falta de frecuencias y de información
16 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Intentar llegar en bus al Hospital Naval es una misión para valientes. Como Andrés Gallego y María Varela, una pareja de ancianos que el pasado martes esperaban pacientemente durante una hora el paso del autocar de Monbus, que perdían por solo cinco minutos. «Terminamos ahora. Y tenemos que esperar una hora por cinco minutos, o andar hasta el otro hospital. Para el Naval hay poca comunicación», critican. Sus 93 y 84 años, respectivamente, no les impiden caminar hasta el Marcide para acortar la espera. Pero consideran el servicio insuficiente. Ellos cogen el bus en Esteiro, que los lleva por Catabois hasta el Naval. Pero «están aprovechando el de San Mateo, no es que lo haya directamente hasta aquí», reprochan. Sobre todo, porque «el hospital está llenito. Por desgracia, es un comercio que siempre tiene clientes», dicen. Efectivamente, taxis y coches no dejan de entrar hasta la puerta del hospital mientras la pareja espera. Ellos saben dónde tienen que hacerlo por experiencia: «Un día estábamos en la marquesina y el conductor del bus bajó y nos vino a buscar: ‘Ahí no es, es aquí’, nos dijo. Si no nos llega a ir a buscar estamos allí todo el día», recuerdan. «Ahora ya sabemos».
En su coche particular acudía al Naval un matrimonio de Pontedeume. Después de varias décadas viviendo en la localidad vasca de Ermua, dicen no entender cómo es posible que no haya un servicio de transporte directo al hospital desde los alrededores. El gran aparcamiento del Naval se queda pequeño ante la demanda. Unos 400 vehículos aguardaban a media mañana a que sus ocupantes terminaran su visita al hospital, mientras varias decenas de conductores daban vueltas y vueltas a la espera de hueco. Sin posibilidad siquiera de párking de pago, el bus se hace aún más necesario.