Generación del 67

Nona Inés Vilariño MI BITÁCORA

FERROL CIUDAD

28 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Este año cumplen los 50. Son una generación puente. Porque entonces se gestaron grandes cambios en la política europea y el mayo del 68 fue referente de un tiempo nuevo. Pero España era aún el gran anacronismo de Europa. Mi recuerdo es (por razones afectivas) para las mujeres del 67. Nacieron en una dictadura en decadencia. Vivieron la Transición cuando ya podían entender, en parte, qué significaba la recuperación de la democracia. Sus madres, no todas, habían tenido acceso a la educación, incluso a la universitaria, en igualdad con los hombres. Porque sus abuelos fueron pioneros, no porque el Estado la promocionase. En el bachillerato estudiaron la Constitución del 78. Y conocieron el sentido político de la concordia y de la igualdad ante la ley, que consagraba como principio fundamental. Vieron cómo las puertas de la Europa Comunitaria se abrían para España. Pero, también vivieron la etapa más dura del terrorismo y el vergonzoso 23F. Por eso son testimonio vivo de 50 años de luces y sombras, en una España que vive la etapa democrática y de progreso más larga de su historia. Clara, mi queridísima hija, es una de esas mujeres. Lucha por transmitir a sus hijos, cuatro en total (generosa apuesta en las circunstancias actuales) los principios y las raíces, el patrimonio más valioso que se puede recibir. Compleja tarea en medio del rencor (fabricado a la carta) y de tanta intolerancia, retomada como arma de exclusión. Se hicieron mayores cuando los españoles recuperamos los derechos y las libertades. Cuando podía hablarse de España como proyecto, sin complejos. Y a Clara, de modo singular, le doy las gracias, por su valor, por su amor incondicional a los suyos, a su país, a su Ferrol. Y por la defensa de aquello en lo que cree, sin usarlo jamás como arma arrojadiza. Ella, ellas, llevan grabado en el alma el respeto al diferente, a las diferencias. Y son garantía de que jamás nos manipularán los iluminados hijos del rencor prefabricado…