La luz y el mar

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

03 mar 2017 . Actualizado a las 23:47 h.

Pocos rincones tan literarios debe de haber en España como ese mirador magnífico sobre el Arsenal y sobre la ría que conforman los jardines de Herrera y los de San Francisco. Los que unen el Ferrol del siglo XVIII, el de la Ilustración, con el más antiguo -con Ferrol Vello-, que es el que desde allí desciende hacia los muelles de Curuxeiras. Basta con sentarse un instante en cualquiera de sus bancos, tranquilamente, contemplando el Arsenal, los barcos y la ría, para que enseguida lleguen hasta allí, atravesando el aire, igual que en un sueño, voces como la de Pepe Hierro, que volvía al Parador, año tras año, para participar en las deliberaciones del jurado del Premio Esquío, y que era un gran devoto de aquel lugar, como lo fue también Carlos Casares, por citar otro ejemplo especialmente querido, al que aún podríamos sumarle los nombres de nuestros clásicos de siempre. Los cascos históricos de Ferrol, a pesar del constante deterioro que han venido sufriendo en las últimas décadas, siguen siendo extraordinariamente bellos. Conservan, todavía, aquello que otro poeta más, que también venía a Ferrol con cierta frecuencia, llamó la «luz de las ciudades sumergidas». Y aunque obligado es reconocer que entre los escasos dones de este Seguro Servidor de Ustedes no se encuentran ni el de la clarividencia ni el de la profecía, me van a permitir confesarles que estoy plenamente convencido de que Ferrol, esta ciudad llena de talento -una ciudad de marinos y de constructores de barcos, de industriales y de humanistas, de artistas y de científicos...-, que en cada esquina guarda mil historias que darían para otros tantos libros, volverá a brillar como durante tanto tiempo lo hizo.