El paso al frente de Bicho

Antón Bruquetas FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

JOSÉ PARDO

La lesión de Pablo Rey le despeja el camino para ocupar otro rol en el Racing

03 dic 2016 . Actualizado a las 12:23 h.

Cuando Míchel Alonso decidió que Javier Fernández Abruñedo, Bicho, ocupase la media punta, el jugador de Sada empezó a brillar. Aquel -como este- aún era un Racing en construcción, que no había encontrado el molde, pero parecía que Bicho iba a ser uno de los respaldos sobre los que iba a pivotar el futuro del equipo. Sin embargo, tras la llegada de Tena, Bicho retornó a la banda y, pese a que jamás bajó el pistón, dio la impresión de que su peso en el terreno de juego se había empezado a diluir. Sus compañeros, sin embargo, elogiaban su capacidad para asociarse, para buscar siempre una opción en la que la pelota siguiese en los pies de un futbolista del Racing, pero parecía que desde el costado le era más difícil hacer daño. La lesión de Pablo Rey, después de un golpe fortuito con Álex Felip durante un entrenamiento, le ha abierto ahora el camino a ocupar un rol más determinante en el equipo, de dar un paso al frente. Con Dani Benítez y Armental en cada banda, él será el encargado de catalizar el ataque. Quienes lo conocen, quienes han formado a su lado en un once, aseguran que si recupera la confianza que tenía cuando deslumbró a Fernando Vázquez, se convertirá en uno de los centrocampistas más desequilibrantes de la categoría.

Cuando volvió a sonar con fuerza el nombre de Bicho, a principios del mes de octubre, entrenadores y directores deportivos se sentaron en las gradas de A Malata para seguir las evoluciones de una de las jóvenes promesas del fútbol gallego. Después de ver su despliegue sobre la hierba, todos acaban ofreciendo el mismo diagnóstico: «Debe acabar de crecer, mostrar más carácter en el campo, atreverse a hacer más cosas... pisar el área con mayor frecuencia, buscar la portería contraria,... él dispone de recursos, sólo tiene que convencerse de que los puede usar». Y admitían que las difíciles experiencias que atravesó en el Barça B, Leganés y Compostela -especialmente esta última- habrían mermado ese valor tan trascendente en el mundo del deporte que es la fe en las propias posibilidades.

De todos modos, contra el Somozas, Bicho recuperó su resplandor. Se fue entonando conforme pasaban los minutos. Cuando el Racing logró apoderarse del derbi, al mediapunta se le vio otra cara. Empezó a dominar su parcela, a atraer el balón hacia sus botas. En el instante en el que la pelota acariciaba su pies, el conjunto de Miguel Ángel Tena recibía una bocanada de aire.

La ausencia del capitán, de Pablo Rey, parece que va para largo. El hematoma que presenta en el vasto externo lo mantendrá, con casi total seguridad, lejos de las convocatorias hasta después de Navidad. En ese lapso de tiempo, el jugador cedido por el Deportivo de La Coruña tendrá la ocasión de volver a disfrutar por dentro, por donde más le gusta desplegarse. Una posición que, de momento, Tena ha reservado para uno de los buques insignia del Racing en las últimas temporadas, para una pieza que rebosa talento. En su mano está exhibir que sus piernas son las de un líder.