La diócesis atiende 422 parroquias con solo 109 sacerdotes

Ramón Loureiro Calvo
ramón loureiro FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Ramón LOUREIRO

El Obispado de Mondoñedo-Ferrol aún mantiene abiertas al culto todas sus iglesias, pero en una «situación límite»

27 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre las muchas singularidades de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, además de su inmenso patrimonio cultural, de sus escasos recursos económicos, de sus 422 parroquias, de sus profundas raíces en la historia del Cristianismo y de su luminosa presencia en la literatura, está el haber conseguido mantener abiertas todas sus iglesias en plena crisis de vocaciones sacerdotales. La cuestión, ahora, es hasta cuándo.

«Todas as igrexas da nosa diocese teñen culto -recalcaba ayer el vicario general, Antonio Rodríguez Basanta-. Procúrase que, cando menos unha vez ao mes, se celebre a Eucaristía en todas elas. Pero non é fácil. E todos temos que pensar que, nun prazo de cinco anos, xa vai ter que haber cambios moi importantes».

«Curas novos» de 60 años

Rodríguez Basanta no quiere aventurar si la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol llegará a tener que concentrar el culto, por comarcas, en determinados lugares, como ya está sucediendo en tantas otras diócesis españolas. Pero no oculta lo difícil de la situación. De hecho, hay sacerdotes que atienden diez parroquias, en las zonas más despobladas de la diócesis, que coinciden con las de montaña. Y, en estos momentos, el Obispado de Mondoñedo-Ferrol solo dispone de un cura veinteañero. Como suelen decir, bromeando, los párrocos diocesanos, «aquí, agora, os curas novos son os que teñen sesenta anos».

Diez seminaristas

Las cifras son especialmente alarmantes si se tiene en cuenta que, de acuerdo con los datos de la propia diócesis, de sus 109 curas en activo, ocho ni siquiera son, en sentido estricto, suyos, sino que se trata de religiosos de alguna orden que «axudan» con algunas parroquias o de sacerdotes no adscritos a Mondoñedo-Ferrol pero que están residiendo en la diócesis por alguna razón y también colaboran con ella. En cuanto a los seminaristas, en estos momentos son diez (¡y conste que esa cifra ya supone, con respecto a los últimos años, una más que notable mejora!). Nueve estudian en el seminario menor, y uno en el mayor. Todos ellos, mediante un convenio entre diócesis, van a clase a Lugo.

A día de hoy, en la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol hasta el propio vicario general tiene que ocuparse también de la actividad parroquial, en su caso en Caranza. Y hay casos como el de Félix Villares Mouteira, toda una institución, que a su actividad como canciller de la curia une las labores de canónigo catedralicio, director de los archivos, editor del boletín diocesano... ¡y párroco de tres parroquias en la Terra Chá!. O como el de Ramón Antonio López Rodríguez, párroco de todas las parroquias de Neda. O como el del tan querido Uxío García Amor, que con casi 90 años sigue en activo en Vilalba. Son cuatro ejemplos de entrega a la Iglesia y a los pobres. Y hay otros 105 más. Pero no se quejan. Dicen que están haciendo lo que desean: «Estar coa xente que sofre e vivir, con vocación misioneira, para axudar aos demais».