José María

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

18 nov 2016 . Actualizado a las 23:04 h.

Estaba acordándome ahora de aquel gran conversador -todo un caballero, en el más alto sentido de la palabra: un hombre verdaderamente extraordinario- que fue José María López Ramón. Militar de carrera, además de periodista, José María -que, como ustedes no ignoran, fue alcalde de Ferrol, además de gobernador civil de Ourense- sentía un profundo amor por la literatura y escribía muy bien. De hecho, puede haber pocos libros tan deliciosos como sus memorias. Residió, durante gran parte de su vida, en la calle Gravina. Su casa y su biblioteca las frecuentaron tanto Álvaro Cunqueiro como Torrente Ballester -mantuvo, de hecho, un gran amistad con ambos, al tiempo que el autor de Merlín e familia y el de La saga/fuga de J.B. eran también grandes amigos entre sí-, y pocos sabían de pintura lo que él sabía. Antes de ingresar en el Ejército, en el que alcanzó el grado de coronel de Artillería, estudió Derecho, además de Filosofía y Letras, en la Universidad de Santiago, la ciudad en la que había nacido en 1916. Y uno de sus recuerdos de juventud más queridos era el de la hidalga estampa de Valle-Inclán paseando por las calles de Compostela. Me estaba acordando en este instante de López Ramón -que como siguen subrayando quienes lo conocieron bien, impulsó, durante su paso por la alcaldía ferrolana, entre 1959 y 1963, desde la mejora de la red de suministro de agua a la ciudad hasta la creación del polígono de Caranza- porque acabo de encontrar una tarjeta manuscrita suya entre las hojas de un viejo cuaderno. Es un inesperado y maravilloso regalo. Es como si oyese su voz de nuevo. Era excepcional, José María. Jamás le oí hablar mal de nadie.