Nuestro Ferrol

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL CIUDAD

09 sep 2016 . Actualizado a las 23:55 h.

Vivir es un poco absurdo», le escuché decir a Antonio Gamoneda, Premio Cervantes y una de las más grandes voces de la lengua castellana, hace ya casi diez años, durante una visita suya a Ferrol. Y la frase, que ahora regresa a mi memoria tras haber permanecido largo tiempo desvanecida en ella, me conmueve infinitamente más que entonces. Se conoce que, según los años pasan, también uno va mirando de otra manera el siempre difícil oficio de vivir. ¡Qué les voy a decir yo, que ustedes no sepan...! La vida no es generosa siempre. Sin embargo, y con independencia de que cada cual pueda coincidir con la afirmación de Gamoneda más o menos, lo cierto es que existir, además del mayor de los milagros, es un regalo inmenso. Un milagro y un regalo que, frente a los malos días, casi siempre nos permite refugiarnos en lo que verdaderamente importa. En la gente a la que uno quiere, sin ir más lejos. Y también en los libros, por supuesto. Ferrol, ciudad de hermosos cafés y de tertulias -una ciudad de grandes conversadores, como ya hemos comentado otras veces-, sigue siendo, a Dios gracias, un magnífico lugar para disfrutar de la compañía de los amigos, para pasear sin las prisas de quienes corren hacia ninguna parte, para recordar a los que están lejos y también, qué duda cabe, para habitar una novela mientras la luz, que aquí cambia una y otra vez sin pausa, volviendo a dibujar la ciudad a cada momento y sorprendiendo sin parar a quienes gustan de vivir con los ojos abiertos, hace que todo sea nuevo. No es mala hora esta, diría yo, para tomar otro café, por cierto. Y ya no digamos para leer un verso de Gamoneda. En este Ferrol nuestro, donde Europa comienza.