«El oboe da unas melodías súper dulces, pero puede ser estridente»

Bea Abelairas
bea abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

ANGEL MANSO

Tiene 20 años, es de San Sadurniño y estudia en una prestigiosa escuela de Berlín, pero donde se despertó su vocación fue en el conservatorio de música de Ferrol a los 9 años

04 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A los nueve años se dejó convencer por un compañero de clase para empezar a tocar el oboe en el conservatorio Xan Viaño de Ferrol. Con un par de clases ya soñaba con formar parte de una orquesta profesional y viajar por el mundo tocando. Tiene 20 y ya lo ha conseguido. Hace tres cursos que Iria Folgado dejó su San Sadurniño natal para estudiar en una de las escuelas más prestigiosas de Europa: la Hochschule für Musik Hanns Eisler de Berlín. Allí llegó en el 2014 con una beca de la Diputación de A Coruña y al curso siguiente logró otra más importante si cabe: la de la Alexander von Humboldt Foundation para notables jóvenes músicos españoles.

«Cuando llegué solo había completado algunos cursos en la Escuela de Idiomas y hablaba mal el idioma, pero la verdad es que allí te lo facilitan todo. Berlín es la ciudad menos alemana de Alemania y me encanta. Eso sí, dedico todo el día a estudiar y a los ensayos individuales con los profesores, pero me encanta. Estoy haciendo lo que me gusta», cuenta Iria, que este año empezará el curso un poco más tarde porque la Orquesta Sinfónica de Galicia la ha reclamado para uno de sus estrenos más importantes.

Estreno con Ainhoa Arteta

En los últimos días preparó con la Sinfónica la ópera Falstaff que se representó ayer en el Palacio de la Ópera de A Coruña y contó con la presencia de Ainhoa Arteta. Era el gran inicio de una temporada que en la que Iria ha podido participar. «Ha sido un gran honor que contasen conmigo, después creo que me tomaré una semana libre antes de volver a Berlín», explica siempre muy risueña y sin separarse de su maleta con su oboe. Aún conserva el primero que tuvo en el Xan Viaño y disfruta repasando su ya larga carrera. A los 15 estaba en la Joven Sinfónica de Galicia; formó parte de la Banda Municipal de Ferrol y al tiempo de la formación Gaos. Con 16 entraba en el selecto club de músicos españoles que se ganaban un espacio en la European Union Youth Wind Orchestra e inauguraba su carrera internacional. «A los 17 entré en la Gustav Mahler Jugendorchester, que es una orquesta joven europea que se reúne para tocar en diferentes países y que tiene un nivel increíble, ahí se hace amigos para toda la vida».

Tiene miles de horas de ensayo a sus espaldas y sabe que le quedan millones por delante. Y se pone contenta solo de pensarlo: «El oboe da unas melodías súper dulces, muy bonitas, aunque también puede ser estridente. Tiene esos contrastes». Sus piezas favoritas son precisamente las que arrancan la vena más romántica a ese instrumento: el Concierto para oboe y pequeña orquesta en re mayor de Richard Strauss y temas de Vladimir Martynov. Un compositor que tiene, precisamente, una enigmática composición que se titula Wall message, un poco como la mezcla de sentimientos que siente Iria ante su oboe y su vida. «Estoy feliz en Berlín, pero siempre quiero volver y tocar aquí».